Capitulo 32.

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-Has estado muy callada.

La rubia apenas lo escuchó cuando él habló, estaban ambos en su cama recargados en la cabecera, ella tenía su cabeza sobre el hombro de su chico, estaba pensativa, totalmente absorta en su mundo. No dejaba de pensar en Max, en lo mucho que le enojaba que él no le haya dicho la verdad sobre Damon, le molestaba tanto el pensar que su mejor amigo no confiaba en ella, más aún el pensar que tal vez no había tanta confianza entre ellos, le dolía tanto imaginar que otras cosas le ocultaba, se sentía fuera de lugar, como si de pronto nadie fuera sincero a su alrededor.

Edward leyó absolutamente todos sus pensamientos.

-¿Es por Max?.- cuestionó aunque ya sabía la respuesta.

De nuevo ella no contestó.

Ahora pensaba en la extraña manera en la que Max se había ido después de que hablaron, es como si se hubiera despedido para siempre, ella no quería eso por muy enojada que estuviera, si, se sentía traicionada, pero también sabía, o quería creer, que todo se podía solucionar. No quería perder a Max, es se notaba arrepentido, pero ella estaba tan enojada y llena de orgullo que no quiso entenderlo, ojalá hubiera sido menos obstinada, pero no podían culparla, él le había ocultado algo grande.

Escuchó a su novio suspirar lentamente, después lo sintió moverse, lo que la obligó a retirar su cabeza de su hombro, no lo miró cuando él se acomodó para quedar cara a cara con él. Suspiró sintiéndose mas tranquila cuando sus frías y suaves manos se amoldaron a su rostro, sus pulgares acariciaron sus mejillas, definitivamente el toque era tan diferente al que sintió cuando Damon acarició su mejilla aquella vez.

-Habla conmigo.- pidió el vampiro tratando de ignorar sus pensamientos sobre Damon.- Dime que pasa por tu cabeza.

Aunque ya sé lo que piensas.

La rubia cerró los ojos dejandose llevar por la tranquilidad que le regalaba la frialdad y suavidad de sus manos.

-Me peleé con Max.- comentó en un susurro.- Y ocurren cosas que no logro entender, me siento confundida, totalmente fuera de lugar. Me siento desconfiada.

Edward no pudo evitar que su corazón, ese que creía muerto, doliera dentro de su pecho.

-¿Porque te peleaste con él?.- pregunta en voz baja.

-Me ocultó algo... Algo grave.- musitó.- Quiero decir, me sentí muy dolida, pero si él me lo hubiera dicho por cuenta propia no me hubiera importado demasiado.- confesó.

De nuevo aquel dolor punzante.

-¿Fue tan grave lo que ocultó para que se pelaran?

-Si.

-¿Que no te dijo?

Que Damon es vampiro. Que Stefan también lo es. Sé que siempre parezco odiar a los vampiros, pero si había una manera de demostrar que ellos no son lo que todos creen, tal vez lo habría comprendido.

Edward se sintió aturdido ante sus pensamientos, tal vez era el momento adecuado. No la dejó responder, soltó su rostro para tomar sus manos ahora.

-Si yo.... Te ocultara algo...- aquel incio de pregunta llamó la atención de la rubia, teniendo un mal presentimiento.- Algo que por mas que quiero no puedo decirte, ¿Me perdonarías?

Alex entrecerró los ojos, sintiendo cierto miedo.

-¿Que es?.- preguntó susurrando.

Edward suspiró.

-Me asusta, ¿Sabes?.- inquirió.- Si las cosas se hubieran dando de diferente manera, yo planeaba decirte, pero supe tus pensamientos antes de siquiera plantearlo y me aterre. No se si pueda decirte...

Cuando Cierres Los Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora