Detuvo el auto frente al lugar donde lo habían citado. Suspiró profundamente mirando la guantera donde había guardado su teléfono, lo había apagado desde que terminó su llamada con Stefan, sabía que él iría con los Cullen y podrían rastrearlo, ellos eran listos.
Sabía el peligro en el que estaba metido, no confiaba en ese vampiro, pero si cumplía con su palabra los Cullen y su amiga estarían a salvo de esa pareja perversa, no importaba lo que le sucediera a él. Por otro lado tenía una cuartada si James no cumplía, tomó su teléfono y lo prendió colocandole un pequeño chip en la entrada del cargador, Stefan y los Cullen ya han de estar juntos palneando algo para encontrarlo, no les tomaría mas de diez minutos en dar con él y otros veinte, si no es que menos, en llegar a ese lugar.
Una iglesia.
Una iglesia abandonada casi a mitad de una carretera, escondida entre una maleza de árboles.
Vaya que esos vampiros son retorcidos.
Ellos no solo se habían apañado con él por el hecho de que se sintieron atraídos, ellos buscaban una presa inocente que se dejara de ellos por miedo, una presa con apariencia inocente. Pero está vez se equivocaron, Max no era nada de eso, ya no. Ahora podía defenderse, ahora entendía porque debía aprender a pelear a usar armas, porque en el mundo donde vivían era un mundo cruel y despiadado donde debías luchar por tu vida. No tocó cuando estuvo frente a la puerta, se giró y desde ese punto logró ver su teléfono, con la pantalla alumbrando tenuemente y un reloj que iba en cuenta regresiva.
Le quedaba poco tiempo, así que sin mas entro al lugar sintiendo la frialdad y el olor a madera humeda, el lugar se veía espantoso, abandonado, claramente, varios vidrios rotos en el lugar, las bancas de madera rotas y apiladas a los costados, el suelo estaba cubierto por una ligera capa de polvo, todo estaba tenuemente iluminado por la luz de la luna que se abría paso por un ventanal en la pared, habia pilares de madeea que amenazaban con caerse en cualquier momento.
-Te tardaste.- escuchó su voz resonar por el lugar cuando estuvo parado en medio de la gran estancia.
Miró en todas direcciones tratando de dar con él, se giró rápidamente al escuchar algo a sus espaldas, alzó la mirada y notó lo que parecía ser un balcón, notó ciertas herramientas que suponía eran oara instrumentos, rotas y llenas de polvo.
-Tenia algo que hacer.- dijo a la nada, ya que no veía señales del vampiro y eso lo empezaba a asustar.
-Deje en claro que no trajeras nada de verbena contigo.- lo escucho ahora a sus espaldas, se giró y de nuevo no lo vió, tampoco a su compañera, Victoria.
Se asustó un poco por sus palabras, recordando las pequeñas pero letales armas que traía con él, pero también tenía una coartada para eso, suspiró fingiendo rendición, se sacó la pulcera que traía en su muñeca y un collar que tenía escondido en su chaqueta.
-Deshazte de eso.- espetó el vampiro.
Idiota.
Él podría creer ahora que eso era lo único que se había atrevido a traer, lo dejaría como idiota cuando pusiera una bala llena de verbena en su frente si no cumplía su promesa. Lanzó los objetos lejos de él, ahora creería que el olor de la verbena en el eran solo los residuos que aquellos objetos dejó en él.
Entonces lo vio.
Su mirada se posó sobre su persona, lo miraba de arriba abajo con algo en su mirada que lo sorprendió, no era hambre o instinto de asesinarlo. Era deseo. Su mirada estaba llena de deseo y podía asegurar que no se trataba de deseo a su sangre, él lo miraba con perversidad que por instinto se alejó de él cuando lo vió mas cerca. Para este momento rogaba internamente que alguien lo ayudara, si no esque James lo mataba primero.
ESTÁS LEYENDO
Cuando Cierres Los Ojos.
Fiksi PenggemarAlex Blake es una chica normal... bueno, en lo que cabe decir. Su vida, su forma de vivirla, su pasado, era algo doloroso de recordar. Huérfana de madre. Con un miedo y odio intenso e irrevocable hacía los seres que se la arrebataron. Ahora iniciaba...