Capitulo 10.

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Agitó su mano despidiendo a su padre, quien acaba de dejarla en la entrada de la escuela aquel lunes en la mañana, sonrió con pesadez dandose la vuelta para ingresar al edificio.

Su corazón latía desbocado al saber que vería a Edward, si bien habían arreglado el asunto incómodo el sabado apenas unos segundos despues de lo sucedido, le causaba cierta sensación extraña en el pecho ante la incertidumbre de sí él volvía a tocar aquel tema o no, aunque habían quedado en mutuo acuerdo de que ni uno, ni el otro hablaría mas de aquello. Él se veía realmente afectado por lo que ella decía, que incluso por un momento se llegó a sentir culpable.

Pero, ¿Porqué Edward se veía tan seguro de que no todos los chupasangre son iguales?¿Porqué parecía que él no los odiaba como el resto de los humanos?¿Acaso él alguna vez interactúo con un vampiro para estar tan seguro de que no todos son asesinis?

Aquella ultima posibilidad logró asustarla al imaginarse a Edward cerca de uno de esos demonios con la probabilidad de que lo atacara, solo esperaba equivocarse.

Fruncio las cejas al estar dentro del edificio y ver a su amigo, Max, caminar lentamente y casi cojeando, desde su posición notó que la mochila que cargaba se veía un poco mas abultada que antes, notó vendas en sus manos y curitas en sus dedos, ademas de su cabello desordenado. A pado lento se fue acercando a él, el verlo le recordó que ya faltaba poco para terminar de leer el manuscrito, le había encantado la historia y la manera en la que se desenvolvian los personajes, aunque notaba ciertos huecos cada vez que el personaje se refería a la mujer, en el sentido romántico, y en ocasiones, sexual. Aunque suponía que era debido a la presión quebse vio sometido al escribirlo.

-¿Max?.- inquirió al detenerse junto a él en su casillero.

El susodicho pegó un respingo al escucharla, se giró asombrado hacia ella, quien hizo una mueca preocupada y asustada al ver una de sus cejas rota con un curita en ella y una evidente hinchazón en su labio inferior. Ademas de las ojeras bajo sus ojos, él inútilmente intento esconder sus manos dentro de las bolsas del sueter rojo que traía puesto.

-¿Que demonios te pasó?.- preguntó preocupada.

-¿Ah?. ¡Oh! Esto, no es nada.- dijo restandole importancia, aunque aún se veía nervioso y alarmado.

-¿Como que no es nada?.- cuestionó casi enojada.- Mira como estas.

Alzó su mano apartando el cabello de su frente descubriendo mas su ceja rota y arreglando un poco el desorden que era su cabello. Se percató que la vendita en ella, ya tenía tiempo ahí, pues se le notaba los restos de sangre y estaba un tanto arrugada, se descolgó la mochila y la abrió empezando a rebiscar entre sus cosas unas venditas que traía desde que se cortó frente a Bella y sus amigos el primer dia. En ese instante, mientras buscaba, recordó que a Max jamas le había hecho esas pruebas, sin embargo ahora que lo veía ahí sabía que no importaba y que no era necesario, ya que él se encontraba lastimado y su fuese un chupasangre, ya se habría curado.

-A ver.- dijo mientras abría el pequeño paquete con el curita y se alzaba un poco para quitarle la que su amigo tenía en la ceja, él se dejó hacer sin poner objeción, efectuó una mueca ante el ardor que sintió cuando ella le quitó la que tenía y le ponía la nueva.

-Gracias, Alex.- susurró él agachando el rostro.

-No es nada.- musitó ella alejandose dos pasos hacia atras oara desechar el curita viejo en el cesto de basura, cuando se volvió a hacer a él se cruzo de brazos mirandolo de maneda seria.- Ahora dime, ¿Que sucedió?

Max torció los labios sin mirarla a la cara.

-En serio, no es nada.

-Claro que es algo, Max, mira tu rostro.- comentó preocupada.- Y tus manos...- agregó sacando las manos vendadas del chico con pecas, que él pretendía esconder.- ¿En serio, creiste que no lo noté? Dime que sucede.

Cuando Cierres Los Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora