Capitulo 29.

761 76 4
                                    

Él se había ido.

Sus pensamientos no se habían detenido y él ya no aguantaba la incertidumbre, culpa y cobardía, si, todo eso lo definía. ¿Quien diría que una pequeña humana lograría desestabilizar de esa manera a un vampiro?

Debía hacer algo ya, James estaba ahí afuera amenazando la seguridad de Alex y la vida de Max, no podia confesarle ahora lo que era, no sabía como reaccionaría al respecto y debía mantenerla a salvo, si ella decía alejarse de él cuando supiera lo que era, lo aceptaría, no era nadie para impedirselo, pero primero debía deshacerse de James, y después, de Damon. Ese maldito que jugaba con la mente de todos, excepto con la de él, quien podia leer sus pensamientos a la perfección, el idiota no podía controlarlos y no lograba ocultarse del don del vampiro lector de almas.

Estaba en el claro donde habían jugado Béisbol hace unas noches atrás, Alice le informó que Damon estaría ahí, pues el vampiro quería hablar con él.

Justo en ese momento... El vampiro apareció. Sonriendo de lado como siempre, con ese porte burlón.

-Sé lo que has estado haciendo.- espetó Edward sin preámbulos.- Te lo voy a decir otra vez porque parece que no te quedó claro, Aléjate de Alex.

Esperándolo ya, Damon se echó a reír.

-No lo creo.

-Ella está conmigo, es mi novia...

-Si, a base de engaños.- lo interrumpió  avanzando unos pasos a él.- Tal vez no lo has notado, pero yo tengo las de ganar, Cullen.

Edward entrecerró los ojos, miró en su mente y Damon no se molestó en si quiera intentar esconder sus pensamientos. Le mostró todo, lo que pensaba acerca de Alex cuando estaba con ella y como se sentía cuando estaba lejos, lo mucho que deseaba contarle la verdad acerca de las mentiras en las que los Cullen, e incluso quien se hace llamar su mejor amigo, la tenían encerrada.

-Estas enamorado de ella.- musitó entre dientes.

-¡Ding ding ding!¡Acertaste!- se burló sarcástico.

-Ella te detesta, ya sabe lo que eres, no va a corresponderte.- apuntó dejando entre ver en su voz lo celoso que se sentía.

-¡Error!.- exclamó sonriendo.

Edward quería borrar esa sonrisa de su rostro, lo detestaba, él siempre estaba relajado, como si nada lo alterara, como si cada plan que tuviera fuera a resultar y él lo supiera. Como si viera cosas que los demas no. Antes de preguntar, antes de siquiera poder leer su mente, Damon respondió.

-La diferencia entre tu y yo, Edward.- comenzó.- Es que yo sí he sido sincero con Alex, desde que nos conocimos y fui sincero con mi verdadero ser, en cambio tu, no has hecho mas que echarle mentiras con respecto a quien eres en realidad.

Lo odió. En ese momento lo odiaba como jamás había odiado a alguien, no por lo que le echaba en cara, sino porque eso, era verdad, todo lo que decía, era verdad.

-Si es cierto que has sido sincero con ella, ¿Porque no me has delatado?.- cuestionó.

-Porque no es un secreto que me toque contar.- se burló.- Dejaré que ella misma se entere por su cuenta, que ella decida que hacer y aquí voy a estar yo para ella, mientras me acerco poco a poco.

-No.- espetó apareciendo frente a él en un segundo, mirandolo con odio y advertencia, Damon no se inmutó.- Tienes razón en todo lo que has dicho, eso lo sé, soy un cobarde, pero a diferencia de todo eso, puedo asegurar que Alex me ama a mí y eso algo que ni tu ni nadie va a cambiar, aún si ella se entera de lo que soy.

Cuando Cierres Los Ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora