18- Los preparativos para conseguir la última pieza

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La luz que entraba por la ventana me levantó. Era de día y, gracias a la luz, pude ver mejor el cuarto en el que estaba: un gran cuarto lleno de muebles elegantes y con una apariencia antigua pero bien cuidada. Todo el lugar estaba muy limpio y bien cuidado, tal vez porque nadie suele ir a la casa de Batman a quedarse a dormir o Alfred solito mantiene en orden, lo que es sorpréndete. Vi un reloj en el techo que decía que eran las 10:27 de la mañana.

-Sí que dormí mucho- dije poniéndome de pie y estirando un poco.

Entonces al voltear a ver la cama en la que dormí cual sería mi sorpresa que Amatista estaba allí, dormida. También me di cuenta que no tenía mi ropa normal, sino otra ropa.

-"Yo no recuerdo que me haya dormido con Amatista. Tal vez ella se vino conmigo después de que yo me durmiera, aunque las Gemas no necesitan dormir. ¿Y cuándo me cambie de ropa?"- pensé.

Como Amatista se veía muy linda dormida, le puse la sabana para que no se resfriara y salí del cuarto, en donde estaba Mew esperándome.

-Buenos días Abelardo. Espero que no te moleste que te haya cambiado de ropa, es que ya estaba algo sucia, así que la metí a lavar- dijo Mew con una sonrisa.

-A bueno, está bien. Solo se me hizo raro- dije.

-¿Dormiste bien?- me preguntó Mew.

-Si, por fin en una buena cama, o baticama. Por cierto, ¿sabes en donde el batibaño?- le dije.

-¡Jijiji! Esta por aquí. Sígueme, ya que la mansión es muy grande y la primera vez que uno viene aquí le es fácil perderse- dijo Mew.

Seguí a Mew por varios pasillos hasta que por fin llegamos al baño. El baño era muy elegante, pero no tenía la apariencia de un batibaño.

-¿Por qué este baño se ve tan normal?- le pregunté.

-Porque es un baño normal. Si quieres ver un baño con un estilo más de Batman hay que ir a la Baticueva- dijo Mew.

-Ya veo, para mantener la fachada de millonario común y corriente- dije.

-Así es mi querido Abelardo- dijo Mew.

Hice mis necesidades, me lavé las manos y Mew me llevó al comedor, donde estaban Naomi, Federico, Piplup, E. Gadd, Latias y Robin desayunando. El comedor era enorme y se escuchaba en el fondo las manecillas del reloj.

-Buenos días joven Abelardo, como usted ha de saber, yo soy Alfred Thaddeus Crane Pennyworth. Por favor tomé asiento mientras yo le traigo el desayuno- dijo Alfred con un elegante acento británico.

Era un hombre mayor, calvo, de bigotes canosos, de piel blanca que venía vestido con ropa de mayordomo. Se veía muy bien arreglado y fresco, como si no estuviera todas las noches dándole a Batman apoyo técnico.

-Oh, muchas gracias- dije.

Me senté junto a Mew y no pasaron ni 5 minutos y Alfred trajo un plato de un delicioso omelette.

-Huele delicioso- dije mientras se me hacía agua a la boca.

-Y te aseguro sabe mucho mejor- dijo Robin, o debería decir Dick Grayson.

Lo probé y tuve que darle la razón a Dick: estaba delicioso.

-Sabe muy bien Alfred, eres muy buen cocinero- dije después de darle un buen mordisco a la comida.

-Muchas gracias- dijo Alfred de manera modesta y agradecida -¿le ofrezco una bebida?

-Si, por favor. ¿Tendrá jugo de naranja?- le dije de manera educada.

Una rara aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora