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No había pasado mucho tiempo desde que ambos chicos comenzaron a mirarse directamente a los ojos. El frío que cada vez se intensificaba hizo reaccionar al castaño del pequeño trance en el que se encontraba, y dijo lo primero que pasó por su mente:

—¿Es tu perro? - se golpeó mentalmente por tan tonta pregunta, aunque no tan tonta, el animal podría ser de otra persona y él tan solo hizo el favor de sacarlo, eso explicaría por qué no lo había visto antes.

al perro, claro.

—Sí, jaja. - respondió con una pequeña risa, pues liam nervioso le parecía adorable. ¿Y ese es el tuyo? - prosiguió. —Si, su nombre es Bat. - respondió Liam apenado posando su mano detrás de su cabeza como signo de vergüenza, pues preguntar lo mismo era algo no muy inteligente, pensó.

El hermoso chico de ojos miel ahora se encontraba en cuclillas acariciando a Bat, y en él la mirada de liam.

—El es Man. - dijo acariciando ahora a su mascota.

El oji-marrón hizo lo mismo y ahora ambos acariciaban a sus respectivos perros, en un silencio no incómodo, y una que otra vez intercambiando miradas.

Eso a ninguno le importó, en lo absoluto. En ese momento sólo querían seguir sintiendo esa paz que sentían, sin importar lo extraño que podría llegar a ser.

Hablaron por un rato más, como si fuesen muy amigos, y es que si lo parecían, tenían una gran conexión, y no tenían que hablar mucho, cualquier cosa les parecía interesante.

Hasta que se hizo la hora de que cada uno siguiera su camino. Lastimosamente. Se sonrieron apenados el uno al otro, y como si estuvieran conectados Bat y Man parecían hacer lo mismo. Prometieron volver a verse algún día, y así, una gran noche llegaba a su fin.

ziam | cosas de perrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora