Destiny (Bakugo-Deku)

Capítulo 3: Hospital

Ese día, Izuku había preferido dormir en la habitación de invitados. No había que confundirse tampoco, su casa era pequeña. Vivía en uno de los tantos apartamentos viejos del centro de la ciudad y sólo disponía de dos habitaciones, un único cuarto de baño y un salón bastante pequeño que abría a la cocina.

Su madre siempre había trabajado demasiado para sustentar a la familia y cuando él acabó el instituto, empezó a trabajar también donde fuera para pagarse la matrícula universitaria. Realmente ansiaba ser médico y ayudar a los demás, ése iba a ser su camino para ser un héroe pese a no tener un quirk.

Con los ojos abiertos y tumbado en la cama de invitados que jamás había utilizado, Izuku miraba el móvil en su mano. Era temprano, tan sólo las siete y trece minutos de la mañana. Por raro que pareciera puesto que de niño le encantaba dormir, ahora hacía años que madrugaba. Era incapaz de quedarse en la cama hasta más tarde de las ocho. Él siempre lo achacaba a su rutina de trabajo e incluso a sus prácticas en el hospital. ¡No paraba! Siempre estaba en uno u otro trabajo y si no... estudiando. Su vida se resumía en un cúmulo de agotamiento, pero, aun así, sonrió. Le gustaba su vida pese al ajetreo y estaba decidido a esforzarse al máximo para llegar a cumplir sus sueños.

Tras un largo suspiro de cansancio, se incorporó en la cama. Su estómago rugía con fuerza pidiendo alimento y ese mismo sonido le hizo pensar en Ground Zero. ¿Tendría hambre? ¿Se habría despertado? ¿Aún estaría allí o se habría marchado? Ante esa idea, se levantó con rapidez y salió al pasillo.

Nada más abrir su puerta, miró la de enfrente. Era su cuarto y dejó que el héroe durmiera allí, sin embargo y pese a estar preocupado por sus heridas, no quería molestarle. ¿Y si se había quitado el antifaz para dormir y él entraba sin avisar? Seguramente se enfadaría. Muchos héroes eran reservados con su identidad y otros... no tanto, como Shoto Todoroki.

Shoto Todoroki competía por ser el número uno contra Ground Zero. Era algo irónico, porque ambos trabajaban bien juntos y para la misma agencia. No parecían tampoco llevarse nada mal o al menos, en lo que mostraba la televisión cuando peleaban contra algún villano. Sin duda alguna, eran sus dos héroes favoritos, aunque sólo consiguió el autógrafo de uno de ellos. ¡Se moría por tener el de Ground Zero! Pero nunca llegaba a tiempo a sus eventos de firmas. Hoy lo tenía muy cerca para pedirle uno, sin embargo, como anoche le dio una negativa rotunda, hoy no quería volver a importunarle con algo así.

Todo el lugar estaba muy silencioso. La bandeja con la cena que le llevó anoche y dejó frente a la puerta no estaba allí, por lo que supo de inmediato que Ground Zero había cenado o metió la bandeja en el cuarto. Izuku sonrió. Era un paciente gruñón, pero al menos, obedecía sin rechistar. Tenía muchos otros pacientes en el hospital más difíciles de tratar que el héroe.

Por un momento, pensó en tocar a su puerta y entrar para comprobar su herida, pero cuando elevó la mano para llevarlo a cabo, otra idea surcó su mente. Sería mejor dejarle descansar. La pelea del día anterior debió dejarle exhausto. Izuku bajó el brazo y caminó descalzo hacia la cocina. Prepararía el desayuno para los dos.

Un bostezo surgió de su boca en cuanto ingresó en el pequeño salón. Allí sólo había una televisión, un pequeño sofá de dos plazas y, justo tras él, una mesa que unía con la cocina. Al mirar la mesa, sus ojos se abrieron más de lo normal al comprobar los platos todavía calientes del desayuno. Había arroz, sopa de miso, una tortilla con una pinta deliciosa y algunos encurtidos. Todo un desayuno tradicional japonés. Hacía años que no desayunaba nada semejante por las prisas. No quería despertarse una o dos horas antes para preparar todo eso. ¡Tampoco habría sido capaz de madrugar tanto por el agotamiento que siempre llevaba!

— Increíble – susurró antes de mirar hacia atrás. ¿Estaría Ground Zero en su cuarto? Estaba claro que él había preparado el desayuno, así que debió despertarse.