Capítulo 16: Alma gemela

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Futo Beach no era una playa junto a Shizuoka, sino más bien, se encontraba a un par de horas. Bakugo pensaba en ir conduciendo, pero sabiendo en ese momento que Izuku jamás había subido en moto, miró el reloj para comprobar la hora. Si se daba prisa, quizá aún podían llegar hasta el ferry y meter la moto para que les llevase hasta la costa. Tras la cita, Bakugo pensaba volver conduciendo al no tener disponible el ferry.

— Vámonos o llegaremos tarde.

— ¿Tarde? ¿Has reservado en algún lado? – preguntó Izuku con diversión.

— No vas a sonsacarme nada, nerd.

Cuando la moto arrancó, Izuku se agarró con mayor fuerza al cuerpo de Bakugo, sin embargo, éste no dijo absolutamente nada y simplemente, se puso en marcha más angustiado por la idea de perder el ferry que por los nervios de la cita.

La ciudad siempre estaba a rebosar de tráfico a esas horas. Los civiles salían de sus trabajos y los héroes rondaban la ciudad. Él tenía el día libre y aunque sabía que Shoto también debía tenerlo, estaba convencido de que aún no se habría marchado a su casa. Así era Shoto.

Con la moto, pasó a través de los vehículos y condujo hasta el puerto. El ferry seguía allí y la gente aún no había comenzado a subir. La cola de coches que se dirigían al otro extremo permanecía congelada a la espera de las instrucciones de la gente del puerto para poder empezar a subir. Bakugo detuvo la moto, la elevó sobre el caballete y dejó a Izuku sentado sobre ella mientras él bajaba y se dirigía a comprar los billetes.

Viendo que Bakugo se había quitado el casco para poder ir a la taquilla, Izuku se lo quitó también a la espera de ver qué ocurriría en su cita. Estaba claro que iban al ferry y que pensaba subir la moto. Agarró sus manos y trató de calentarlas entre sí acercándolas a su boca para lanzar su cálido aliento sobre ellas. El viaje en moto le había congelado las manos y Bakugo fue consciente de ello al regresar y ver cómo su cita se frotaba las manos en un intento por regresar el calor a ellas.

— Debí traerte unos guantes – suspiró Bakugo –. No he caído en eso.

— No pasa nada – sonrió Izuku tratando de no ser una molestia.

— Toma, ponte los míos. Entrarás en calor – comentó Bakugo en el mismo momento en que se quitaba los guantes gordos de motorista para cedérselos a Izuku.

— No es necesario, a ti te hacen más falta que a mí. Tú eres quien conduce.

— Ahora no voy a conducir. Sólo subiré la moto al ferry.

— No me dirás a dónde vamos, ¿verdad?

— Ya te he dicho que es una sorpresa.

De pie frente a Izuku, Bakugo observaba la cola de vehículos. Todavía tardarían un rato en subir al ferry y entonces, sus ojos se fijaron en una de las tiendas al otro lado de la calle.

— Quédate aquí un momento. Ahora vuelvo.

— ¿A dónde vas?

— A por una cosa. No te muevas de ahí.

— ¿Y si se pone en marcha la cola?

— No lo hará. Todavía faltan unos minutos para embarcar. Me da tiempo a regresar, nerd.

Con una sonrisa, Bakugo que había iniciado su alejamiento caminando, salió corriendo hacia el otro lado de la calle donde estaba el paseo marítimo junto a las tiendas y restaurantes.

Izuku miró los guantes de motorista en sus manos y sonrió antes de meter las manos dentro. ¡Sí estaba caliente! Se notaba que Bakugo los había llevado un buen rato. Pese a que notaba cierto sudor en ellos, no le importó demasiado.

Destiny (Bakugo-Deku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora