Destiny (Bakugo-Deku)

Capítulo 1: Ground Zero

Aclaraciones:

Desde el inicio de la historia, damos por supuesto que Bakugo e Izuku jamás se conocieron en su niñez.

***

Él sólo era un estudiante común. Uno que estaba en el lugar equivocado en el momento menos oportuno.

Era una verdad mundialmente conocida que, en este mundo, era necesario poseer un quirk para ser alguien importante. Él no tenía esa suerte. Estaba condenado al fracaso, a no ser nadie trascendental en la vida, a ser olvidado con facilidad. Lo único que se le daba bien eran los estudios.

Creció en una humilde familia y nunca conoció a su padre. Creció soñando con ser un héroe como en su momento lo fue All Might y hoy, tras su retirada, dos héroes sobresalían entre los demás: Shoto Todoroki y Ground Zero. Rivalizando por el primer puesto, Izuku asistía todos los días al quiosco de la esquina bajo su casa para conocer lo que decían las revistas y periódicos sobre ellos. Habría pagado lo que fuera por tener un autógrafo de Ground Zero y ponerlo junto al de Shoto Torodoki en la pared de su cuarto. Sin embargo, Ground Zero no era demasiado amistoso con sus fans.

Esa mañana debió ser una como cualquier otra. El viento arreciaba con fuerza. Pronto se levantaría una tormenta, así que esperaba llegar cuanto antes a la universidad y ponerse a resguardo. Al menos, tendría de cuatro a cinco horas de clases y podía esperar a que amainase el mal tiempo.

El barrio donde vivía era bastante céntrico, sin embargo, la universidad estaba a más de media hora de camino. Para llegar siempre lo hacía en metro y caminaba el resto del camino.

Llegaba tarde a la universidad y por eso, corría sin detenerse. Ni siquiera pudo revisar el quiosco como era costumbre cuando salía de casa. Iba a cruzar por el paso de peatones, cuando el semáforo se puso en rojo para él. Se detuvo, aunque no dejó de mover los pies. Miró su reloj de muñeca. ¡Era muy tarde! Perdería el metro.

Estresado, no dejaba de mirar el reloj y desviar los ojos al semáforo. Rogaba para que se pusiera verde cuanto antes. El viento frío le obligó a subirse el cuello de la chaqueta para proteger su garganta. Siempre había sido un poco propenso al dolor de garganta en invierno. En cuanto el semáforo cambió de color, salió corriendo nuevamente.

Tan sólo había atravesado tres calles de su apartamento cuando sintió que alguien golpeaba su espalda.

Percibió la palma entera empujarle hacia delante, sus piernas desequilibrarse y su mente volverse en blanco. No entendía lo que estaba ocurriendo. El suelo estaba cada vez más cerca de su rostro, pero su cuerpo no reaccionaba. Por instinto, sus manos debieron colocarse frente a su cara para protegerla del impacto, pero no lo hacían. Estaba completamente inmovilizado y entonces... su cuerpo golpeó contra la acera.

Intentó comprender lo que estaba ocurriendo. Unos pies pasaron a su lado. La persona que le había empujado corría sin ayudarle. Le había dejado allí y parecía huir. Una explosión se escuchó y la poca gente que andaba por la calle, salió en estampida. ¡No podía moverse! Su corazón latió con fuerza y el miedo le inundó. Él no tenía un quirk con el que protegerse, y nadie se paraba a socorrerle. Todos tenían miedo, todos huían de algo a su espalda y que no podía ver.

— Muévete, muévete – susurró para sí mismo mentalmente. Sus músculos no respondieron. Su mente le decía que huyera, pero su cuerpo se negaba a obedecer. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué no podía mover ni un solo dedo?

Su mente se esforzaba en idear algo. A su espalda, todavía sentía la mochila con los libros. Otra explosión se escuchó esta vez más cerca. Ya no podía escuchar a la gente. Todo estaba desierto, habían huido, pero él no podía hacerlo. Los altercados entre villanos y héroes eran continuos en la ciudad. ¿Cuántas veces fue Izuku al lugar donde se encontraba algún héroe para escribir sobre sus quirks y tratar de conseguir un autógrafo? Demasiados, pero nunca había estado tan cerca de un combate.