La suerte aun nos ve

8.2K 501 80
                                    


En el camino, se encontraron con el mago Radagast, el cual buscaba muy apresurado a Gandalf, ellos hablaban y a lo lejos se escuchó un ruido, casi como un aullido.

-¿Es eso un lobo? ¿Hay lobos por aquí?- dijo Bilbo asustado y un enorme huargo apareció sobre una roca.

Los enanos sacaron sus armas, Lisvelot atravesó con una flecha la cabeza de un huargo que iba a atacar a Thorin, Thorin al ver que fue ella quien lanzo la flecha solo la miro frunciendo el ceño.

-Nos vienen a cazar- dijo Gandalf, Radagast tomando valor dijo:- Yo los detendre- son Huargos de Gundabad, son más rápidos que tu- dijo Gandalf.

-Sí, pero estas son liebres de Rhosgobel, que lo intenten- dijo Radagast señalando las libres que jalan su trineo.

Es así, como se dispuso una persecución de los orcos, que montaban los huargos tras el mago Radagast, quien tal como afirmaba, las liebres eran más rápidas que los huargos, mientras el mago servía de señuelo los enanos, el hobbit, Gandalf y la elfa iban escondiéndose entre las enormes piedras que habían, sin embargo, para mala suerte de todos, uno de los orcos se percató de los enanos y se alejó de la manada, mientras los enanos estaban escondidos tras una piedra, el orco se posiciono sobre la misma, Thorin dirigió su mirada a Kili quien llevaba su arco y unas flechas, dando un salto fuera de la protección de la roca, lanzó una flecha la cual no mató al orco ni al huargo, pero si produjo que el huargo herido soltara un terrible chillido, con el cual otros huargos y orcos supieron su ubicación, nuevamente todos empezaron a correr, Gandalf reconoció un camino escondido en unas rocas, luego de entrar en el Lisvelot, quien también conocía ese camino lo siguió, pero los enanos que nuevamente ni se percataron de donde estaba el mago y la elfa se quedaron a fuera, intentando luchar con los orcos y los huargos, pero Gandalf salió de la cueva y gritó:

-¡Por aquí estúpidos!- y todos los enanos y Bilbo entraron.

En cuestión de minutos, después de entrar escucharon el sonido de un cuerdo, el cual Lisvelot con alegría reconoció, se escucharon el cabalgar de unos caballos y un orco muerto por una flecha, cayó dentro de la cueva, Thorin tomo la flecha y mirándola dijo:

-Elfos- se veía en su rostro el desagrado total.

-La cueva no tiene tope ¿la seguimos?- dijo Dwalin.

-Si- dijeron todos los enanos y así se adentraron en aquella cueva, que parecía más larga cada vez que avanzaban más y más en ella.

Cuando al fin llegaron hasta el final, se encontraron con la hermosa ciudad de Rivendell, a Lisvelot se le iluminaron los ojos al ver Rivendell, que lucía más hermosa que la última vez que estuvo allí, hace ya muchos años atrás.

-El valle de Imladris, pero en la lengua común le llaman de otra forma- Dijo Gandalf desde atrás.

-Rivendell- dijo Bilbo en voz baja

-Era tu plan traernos aquí ¿no es así?- dijo Thorin acercándose a Gandalf- traernos con el enemigo.

-No tienes enemigos aquí, Thorin, Escudo de Roble, tus únicos enemigos son los que llevas contigo- dijo Gandalf.

-¿Tú crees que los Elfos nos darán sus bendiciones a la misión?- Thorin dijo muy molesto- intentaran impedirla.

-Por supuesto, pero tenemos preguntas, que necesitan respuestas- Thorin solo suspiro, aun así estaba molesto- para tener éxito necesitamos tener tacto, respeto y mucha carisma, por eso hablare yo y la señorita Lisvelot ya que son sus parientes.

Es así como emprendieron su viaje, hasta las puertas de Rivendell, Bilbo y unos enanos caminaban sorprendidos y maravillados por Rivendell.

Un elfo bajaba las gradas hacia el grupo que estaba abajo y dijo:

Una nueva integrante (El Hobbit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora