Suerte

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Corría por las calles de mi barrio, estaba cayendo una gran tormenta de octubre, empezaba el invierno, mi madre me recordó el paraguas pero no lo tomé porque soy idiota y necia para terminar el paquete. Al momento de ver que el granizo comenzaba a caer decidí que la mejor decisión de mi vida y por mi vida sería esconderme en el pórtico de la casa 18 del barrio, mi casa era la número 1 y maso menos me faltaban como cuatro cuadras tal vez más.

─ Lindo sostén rojo de conejitos ─esa voz me tensó y volteé sorprendida

─ ¿Cómo mierda sabes que mi sostén es rojo y de conejitos? –me quede congelada al ver a aquel chico frente a mí, tenía un cigarrillo entre sus labios, el cigarrillo era blanco pero diferente, no entendía mucho de esas cosas pero Noah, mi ex mejor amigo, fumaba de esos que tenían una etiqueta dorada, y decía que eran los mejores

─ Toda tu ropa se trasluce –sentí mi pecho saltar rápidamente y por instinto cubrí mi pecho sonrojada

─ Lamento entrar a tu pórtico así de irrespetuosa pero el granizo es extremadamente grande y puedo morir de un traumatismo cráneo-encefálico –hablé mientras seguía cubriendo mi pecho pero él ni siquiera me veía ahí, se mantenía viendo hacia la lluvia, simplemente machucó el cigarrillo en la silla Y se levantó con una cerveza en la mano y me extendió algo pero yo sin siquiera verlo me negué.

─ No es alcohol es mi teléfono –habló seco y lo puso sobre mi mano, llama a tu madre o padre para que venga por ti, no quiero a servicios infantiles respirándome en el cuello-

Asentí confundida, si hablaba de eso significaba que era mayor que yo, llame a mi madre pero no me contestó y padre no tengo así que me dispuse a simplemente dejarle un mensaje a mamá y lo vi, era tan silencioso y misterioso que me dio mucha curiosidad.

─ ¿Cuántos años tienes? –el a regañadientes dejo la cerveza de lado y se quitó la chaqueta que tenía y la puso encima de mi pecho cubriéndome

─ ¿Ya vienen por ti? –habló ignorando completamente mi pregunta y se sentó en una de las gradas que daban al pórtico mojando un poco sus pies y yo lo vi en silencio, copié su acción pero me senté tipo flor de loto para no mojarme más

─ Me imagino –hice una pausa y suspiré─ Mi madre trabaja todo el día y regresa tarde a casa, le dejé un mensaje pero cuando lo escuche vendrá a traerme –el me vio en silencio, y saco algo de su bolsillo y me lo extendió, era su billetera.

─ Tengo 24 y no deberías de confiar tanto en la gente podría ser un asesino serial –habla serio viendo la calle en silencio y suspira.

─ Bueno al principio pensé en correr –lo veo─ Pero entre tanto te ves algo normal

─ Esos son los peores –gruñe dejando la botella en el suelo y suspira viéndome─ Enserio no confíes tanto en la gente –lo veo, no entendía por qué me decía todo eso pero le sonreí─ Soy Calum Hood.

─ Okay pero tú no me vas a hacer nada ¿Verdad? –el me mira y bufa─ Y tu nombre suena a Robin Hood –hago una pausa─ Es tu tatarabuelo o ¿algo?

─ Eres una niña tonta, niña tonta –suspira y sigue viendo a la calle en silencio y enciende otro cigarrillo.

Eighteen ~ Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora