Es viernes y doy gracias a quién sea que está allí arriba porque empiezan mis vacaciones de invierno y mi semana ha sido desastrosa. El lunes me enteré de que mi ex, Alberto, ha vuelto a España después de 7 meses. Solo de visita y por trabajo. Por lo que me dijo la que un día fue mi suegra, solo ha ido un día a verlos y porqué tenía que comer algo, si no, fijo que ni se pasa.
Me sorprende que sea tan impresentable. Siendo sincera, no paro de mirar el móvil pensando que me llamará. Desde que sé que está aquí, he estado distraída, sin dar una en el trabajo. De repente, me entra un whatsapp y lo abro nerviosa.
Marcos: ¿Gym esta tarde? Conduces tú, que con lo que tardas me da tiempo de hacerme un café y echarme la siesta. Me gusta aprovechar mi tiempo.
Bloqueo el móvil porqué no sé qué decirle a mi amigo. De repente, me entra una una llamada.
- Estás pensando en tu ex y por eso no sabes si vas a venir al gimnasio - me dice Marcos desde el otro lado del teléfono -
- ¿Ahora lees el pensamiento arquitectucho?
- Espera, es que no me han dado suficientes pistas tu ánimo, tu preocupación y esa cara de perrito degollado que llevas arrastrando desde que te enteraste que anda por aquí.
- Tienes razón. Perdona y gracias por soportarme.
- Te llamo en un rato - me dice de repente.
Este chico no tiene remedio, le encanta dejarme con la palabra en la boca. Abro whatsapp y miro si Alberto me sigue teniendo bloqueada. Efectivamente. Abro el chat con Elena y Marta y les cuento mis penas. Recibo dos emojis de la mierda y otro de una peineta. Me adoran. Están hasta las narices del mono tema, lo sé.
Me voy a casa y empiezo a meditar si hay algo de Alberto por aquí. Hace unos días Iván y Marcos me ayudaron a bajarlo todo al trastero, por si se presentaba a recoger sus cosas que no fuera tan incómodo. Me preparo un plato de macarrones porque es viernes de carbohidratos. Me suena el móvil y descuelgo.
- Prepara una maleta, nos vamos los cuatro al pueblo de Marcos el fin de semana - me dice Marta desde el otro lado del teléfono.
- No, no puedo, estáis locos. Espera, que me han picado al timbre.
Abro sin mirar quién es.
- ¿Te lo está contando Marta no? Va, prepara la maleta, estás tardando - me dice Marcos mientras entra en mi casa, va directo a mi plato, coge el tenedor y prueba los macarrones - te han quedado muy buenos.
- Estáis locos, es precipitado. - digo -
- Es perfecto mientras estés pendiente de tu ex.
No me parece tan mala idea, aunque me apetece cero, despejarme no me irá mal. A la hora, estoy metida en el coche de Marcos con Marta de copiloto. Nos disponemos a ir a buscar a Iván al hospital en el que trabaja y de repente, en la pantalla del coche aparece su nombre. Marcos descuelga.
- ¿Chicos estáis de camino?
- Sí amor - contesta Marta.
- Pues no vengáis a buscarme. Acaba de entrar un accidente de urgencia y me necesitan para operar, esto va para largo.
La noticia les cae como un jarro de agua fría a Marta y a Marcos pero no a mí, que me quería quedar en mi casa a ver pelis y comer palomitas todo el fin de semana. Al final el destino te lleva por dónde quieres.
- Id vosotros - dice Marta - yo me quedo con Iván. Llegará cansado y creo que lo mejor será que esté a su lado.
- Sí, vendrá hecho una mierda - apostilla Marcos - no lo pasa bien con el estrés y además estará cansado pero dispuesto a echar un polvo que le ayude a olvidar - dice riendo -
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Espera. No te vayas.
DragosteEl novio de Nerea se va a trabajar a Alemania y, sin darle explicaciones, la abandona. Marcos, dirije un gabinete de arquitectura junto a su padre y su novia es Marga, una influencer hija de uno de los empresarios más cotizados de España pero con un...