Capítulo 9: No entiendo nada

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Cuando veo a mis amigos y a Marcos abrazados me emociono. Siento muchas cosas. Suelo hacerle caso a mi corazón pero esta vez necesito que se calle. Me pide que toque a Marcos, que le abrace, que me refugie en él y nos aislemos de todo lo que está pasando en la tele. 

Mis actos me traicionan y cuando le veo llorar no puedo evitar acercarme. Lo veo tan vulnerable que me sabe hasta mal la actitud que he tenido con él hace unos segundos. 

- Chicos tenemos que hacer algo para conseguir esa parte de la empresa - dice Iván - Yo voy a luchar contigo Marcos. 

- Y yo - digo. Y recibo una sonrisa de aprobación de todos. 

De repente, me suena el móvil. Es mi jefa así que lo cojo. Nos tiramos discutiendo 20 minutos. 

- ¿Todo bien Nere? - me pregunta mi amiga. 

- No. Mi jefa me ha dicho que me tengo que tomar otras vacaciones y que no vaya a partir de mañana. Yo quería ir a trabajar, olvidarme de todo esto pero dice que no quiere prensa en la entrada del Ayuntamiento. Le he dado la opción de tele trabajar que hemos comentado antes, pero me ha dicho que lo que quiere es que me relaje. Con la de trabajo pendiente que tengo. 

- De hecho, va a ser mejor que os quedéis aquí - me dice Marta - si volvéis a vuestras casas os acecharán y adiós a vuestra tranquilidad. 

- Pero si no tengo ni ropa ni nada. Además no cabemos, solo tienes un sofá cama y somos 4. 

- Lo hemos pensado todo - dice Iván - Marta se vendrá a mi casa y vosotros os quedaréis aquí hasta que se calmen las cosas. Este tiene que ser vuestro búnker. La ropa puedes usar la de Marta. 

- ¿Y vosotros? - dice Marcos - ¿Qué haréis con los paparazzi que hay en tu casa? 

- Entraremos por el parking y subiremos con el ascensor hasta casa. De esta manera nadie sabrá dónde estáis y a nosotros nos seguirán hasta que vean que no tenemos información.

El plan que han trazado está bien pero tengo que convivir con Marcos unos días, solos, y eso si que puede ser la destrucción masiva. No me sentiré cómoda, tendré que reprimir mis ganas, tendré que ser fría. Además no tendré ni mi ropa. Me levanto, me paso la mano por el pelo y sin que nadie se lo espere, pongo Telecinco. 

Vale, por lo que parece, Kiko Hernández se ha metido en mis redes sociales. Me han mirado hasta el Linkedin. En la pantalla se mezclan las opiniones de los colaboradores con mi foto de perfil de Instagram y la de Marcos. A mi me tildan de manipuladora y de haberme metido en medio de una pareja ya consolidada y que tenía planes de boda. 

- Primera noticia de que me iba a casar - bromea Marcos - Qué cenamos, ¿pedimos unas pizzas?

- ¿Y que os descubra el repartidor? - dice Marta - tengo bastante comida en el congelador. Podéis usar lo que queráis y si os quedáis sin algo avisadnos. Nosotros nos vamos a ir, se hace tarde.

Mierda. No. Si se van ya nos quedaremos solos. Me voy hacia la cocina  y abro el congelador. Es verdad que hay de todo.

- Estás demasiado nerviosa. Déjate llevar - me dice mi amiga entrando a la cocina. - todo saldrá bien. Seguro que en una semana ni se acuerdan. 

- Espero. Mi familia está muy preocupada. Necesito que termine todo ya. 

Mi amiga me abraza y me siento aliviada, arropada. Me encantaría tener a todos los míos aquí en estos momentos. 

Nuestros amigos se van y Marcos y yo nos quedamos solos. Incómodos. Creo que ninguno de los dos sabe como romper el hielo. 

- ¿Te apetece una hamburguesa y un revuelto de verduras para cenar? - le digo 

Espera. No te vayas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora