David Bowie

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Eran exactamente las 2:30 a. m. Y podían escucharse los sonidos propios de cualquier ciudad, autobuses que completaban su ruta hasta tarde, algunos ciudadanos que aún se encontraban fuera de casa, y el viento fresco y reconfortante propio de la primavera. La luz de la luna lograba colarse entre las finas cortinas y posaba su Blanca luz en ciertos puntos escondidos y rincones de la habitación, los finos rayos de luminosidad acariciaban con delicadeza la suave piel del joven castaño que se encontraba recostado en la cama acariciando las blancas sábanas de seda, su cabello caía por su rostro adornando este y sus párpados ocultaban sus preciosos ojos dispares.

A pesar de estar exhausto no podía lograr conciliar el sueño pues como de costumbre habían miles de ideas rondando su cansada mente, hace a penas unas horas había tenido que asistir a una de esas "reuniones de trabajo" que terminaban volviéndose salvajes fiestas llenas de adicciones en las que Bowie participaba únicamente en algunas ocasiones, esta vez había tenido una semana bastante pesada gracias al trabajo y en cuanto vio que las cosas comenzaban a transformarse optó por despedirse de todos y salir de ahí, llegó a su departamento y sin ánimos de siquiera prender las luces se había despojado del saco, los zapatos y la camisa y se había dejado envolver por la calidez de su habitación tratando sin éxito de dormir un poco y maldiciendo por lo bajo cuando se dio cuenta de que la noche se le había ido en pensamientos referentes al trabajo y ahora debía afrontar un pesado lunes nuevamente.

Las horas pasaron como el viento mientras el solo miraba al techo tratando de poner su mente en blanco y repentinamente su alarma sonó a las 5:00 a. m.  Causándole un sobresalto acompañado de un resoplido molesto, resignado a levantarse, tendió su cama, dobló la ropa que se había quitado la noche anterior para ponerla en el cesto de ropa sucia y seleccionó lo que se pondría este nuevo día. Muchos tenían la impresión de que David era como cualquier estrella de rock que vivía la vida sin preocupaciones y con la monotonía como peor enemiga, y no estaban tan equivocados, pero si algo había aprendido el en los años que llevaba en el escenario era a separar el personaje de el mismo, durante las fiestas y reuniones podía darse el gusto de ser un músico más que disfrutaba de fumar, beber y conseguir parejas de una noche. Pero una vez que llegaba a su hogar eso se acababa, debía ser responsable, pensar en los deberes que tenía al día siguiente y plantar los pies sobre la tierra, esta era su regla y el propósito era lograr balancear su vida para no volverse loco, era triste ver a todos esos artistas que se pierden en la magia de la fama, el estrellato y las cámaras y se olvidan de cómo es la vida fuera de eso, el mayor miedo de David era volar tan alto que la bajada fuera una dolorosa, estrepitosa y definitiva caída.

Después de asearse y arreglar su cabello comenzó a vestirse con una camisa Blanca con diseños frontales de encaje, un pantalón acampando color beige y unos zapatos con tacón, se miró al espejo y acomodó su sedoso y castaño cabello el cual caía hasta un poco más abajo de sus hombros. Su forma de vestir era en cierto modo peculiar para la gente ya que contrastaba mucho con las vestimentas pulcras y formales de los hombres de negocios, Bowie prefería usar conjuntos más coloridos o delicados de telas suaves y finas y prendas o artículos consideradas para mujeres tales como encaje, tacones, maquillaje, e incluso faldas o vestidos largos.

Su rutina de mañana no era nada complicada pero siempre prefería despertar un par de horas antes de lo debido ya que sabía que tardaba bastante arreglándose, pero una vez que estuvo listo bajó a la cocina y se sirvió un vaso de jugo y una rebanada de pan tostado con mantequilla, nunca había querido contratar algún trabajador del hogar pues consideraba que el mismo podía ocuparse de mantener todo limpio y quería ser el único que estuviera en su departamento ya que este era el único lugar donde podía relajarse y olvidar que el era "El camaleón del rock" por unos instantes para ser simplemente "David", un chico londinense, un ciudadano promedio, necesitaba esa dosis de realidad cada mañana antes de salir al alocado mundo que su trabajo le obligaba a vivir, y no es que le molestara, de hecho, una vez que salía de su casa volvía a ser el carismático "Chico de Marte", volvía a tener ese magnetismo que atraía a la gente sin que el lo planeara, se divertía con sus muchos amigos de la industria musical y asistía a las famosas y salvajes fiestas de Queen sin ningún propósito más que el de divertirse un buen rato y de ser posible una buena noche.

Angie Jagger [Davick]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora