Capítulo 5 "Juguemos"

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Ya han pasado unos días desde el asesinato de Lorena, aún no he sabido quién fue su asesino, para ser sincero desconfío de McCarthey aunque me diga que él no tuvo nada que ver ahí, se me es extraño puesto que él siempre intenta arruinar mi imagen. 

Ese mismo día de la muerte de Lorena, el oficial de la policía estuvo en la mansión, ya que me tienen como el primer sospechoso en el caso, porque fui la última persona con quien vieron a Lorena.

Esa es la realidad, todos en las carreras vieron que ella se fue conmigo, y después que me alimenté de ella la dejé en su cama y al día siguiente amaneció sin vida.

Estrello mi mano vuelta puño en la pared hasta que hago una abolladura, me estresa todo esto. Peor ahora, han aparecido varios vampiros muertos al alrededor de la mansión, primero pensamos que podían ser los lobos ya que nos declararon la guerra, pero los descartamos cuando vimos que uno de los vampiros tenían balas de plata.

Lo que quiere decir que son cazadores; pero, ¿mi tío Ethan sería incapaz de hacernos daño? además, ellos están en el pueblo vecino, hace meses que no los vemos, y tampoco parece ser la clase de armas que ellos usan para acabar con los vampiros que quieren deshacerse de ellos.

Hay otros vampiros que son malvados, mi padre no sabía sino hasta hace poco que le llegó un comunicado de los miembros del concejo; ellos están en la ciudad. La verdad no tenía ni la más mínima idea de qué hacen allá.

Y es que están averiguando información sobre el nuevo clan, es un linaje muy antiguo que ha permanecido en las sombras. Según lo que dice el comunicado, todos estamos en peligro en vista de que esos vampiros no solo beben sangre humana sino también de vampiros debido a que con ella en su sistema son más fuertes.

Estaciono mi auto y toco el timbre de la casa de Michael, de inmediato la puerta se abre dejando ver a Mia, ella tiene puesto un diminuto vestido color azul marino, con el cual se le marcan todas sus bellas y sensuales curvas.

—Hola, Mia. —Saludo, ella muerde su labio mientras me mira de arriba abajo.

—Sí, soy tuya.

—Si no fueras hermana de Mick, te estuviera follando en ese sofá. —Ella se muerde el labio, mirándome con deseo.

—Que eso no sea un impedimento. —Ésta chica me quiere violar con la mirada, estoy sufriendo un acoso mental, y así dicen las mujeres que los hombres somos unos pervertidos que solo pensamos en sexo, y la hermana de mi mejor amigo quién sabe que no estará pensando.

—Pero lo es. ¿Mick esta?

—Sí, pasa —Se hace un lado y hace un ademán con las manos para que entre. Camino hacia el interior de la casa y cuando me siento, sin previo aviso Mia se sienta a horcajadas sobre mi regazo.

Trago saliva, su diminuto vestido está alzado hasta su cintura dejando a la vista sus bragas de encaje color negro. Ella sonríe pícaramente al ver mi rostro, y coloca sus manos en mi cuello.

—Mia, deberías quitarte de encima de mí. —Logro decir con un poco de dificultad ya que ella se encuentra sentada encima de mi amigo.

—Te deseo, James y tú más que nadie sabe que es así, desde que te conocí, dame la oportunidad de estar contigo. —Murmura, comienza a dejar besos en mi cuello hasta que llega a mis labios y de inmediato quito sus manos y como una pluma, la sujeto por la cintura y la dejo en el piso.

—No puedo, Mia. Eres la hermana de mi mejor amigo. —Paso una mano por mi cabello, —lo siento. —Me disculpo.

—Vete a la mierda. —Escupe con rabia antes de irse a la segunda planta.

Al cabo de unos minutos Michael baja. Nos quedamos un rato conversando, él no hace nada más que hablar entusiasmado de Alondra, la chica sexo perfecto; me da pena con Maya porque en realidad si está enamorada de mi amigo y a decir verdad él no la merece. Puede ser mi amigo y todo pero Maya es muy buena para él y mejor así que Michael no la determine, ya se le pasará, es por un rato a que ande sufriendo al lado del idiota de mi amigo.

—¿Qué pasó entre Mia y tú? —Pregunta entrecerrando los ojos.

—¿Que pasó de qué? —Inquiero, él se revuelve incomodo en el sofá.

—Ustedes son algo, novios no creo porque tú no eres de esos. —Tensa la mandíbula.

—¿Qué? ¡No! —Me pongo de pie. —¿Cómo puedes pensar eso de mí? Yo no estaría con Mia, ella es tu hermana, sabes que las chicas para mí son solo para pasar el rato y ya está. —Lo fulmino con la mirada.

—Está bien, pero conozco a Mia y sé que le gustas y mucho, la forma en la que te mira me lo da a demostrar, ella cree que no me doy cuenta de la situación. —Rueda los ojos. —Sólo no le prestes atención.

—Por mi parte puedes estar tranquilo, jamás estaría con tu hermana por solo sexo. —Le aseguro.

—Gracias, hermano. —Extiende su mano y le correspondo el apretón de manos.

Y pensar que hace unos días estaba dispuesto a acostarme con ella. 

Horas después me encuentro en el bosque, salí a alimentarme un poco, pero solo lo hago para divertirme y ya está, debido a que mi cuerpo resiste sin alimentarme de sangre, ya que puedo sobrevivir ingiriendo comida normal pero..., no tendría fuerzas. Sería un humano más.

Veo a unas chicas, ellas están a lado de una fogata, hay una castaña, una rubia y una pelirroja. Salgo de entre los arbustos, ellas me quedan mirando, la castaña me mira con cierto temor, la rubia me atrevería a decir que con deseo y la pelirroja con curiosidad y miedo a la vez.

Con cautela me acerco a ellas, y veo que el grupo de amigas se ponen de pie. Me pregunto: ¿qué hacen ellas en este bosque? ¿Estarán solas? Lo más probable que sí, agudizo mi oído y no logro escuchar nada más.

—Hola, señoritas. —Sonrío divertido.

—Hola, guapo. —Habla la rubia, veo que las otras chicas me miran con temor, escucho como sus corazones se encuentran acelerados a causa del miedo.

—Ven aquí, preciosa. —Extiendo mi mano y veo que de inmediato la rubia camina a pasos lentos hacia mí.

—Bianka, regresa aquí. —Escucho decir a la pelirroja.

Sonrío divertido mientras tomo la mano de la chica, acaricio sus mejillas, ella me sonríe tímidamente. Suspira al sentir mis labios en la comisura de los de ella. La tomo por la cintura y ella me besa, la verdad me recuerda mucho a Lorena; en vista de que tiene los mismos rasgos, de repente la muerdo en el cuello.

La rubia grita e intenta soltarse de mi agarre pero es en vano, puesto que la sujeto con más fuerza dejándola inmóvil mientras me alimento de ella. ¿Por qué no puede ser como Lorena? Ella nunca lloraba, siempre dejana que hiciera lo que yo quisiera.

 Al cabo de un rato escuchando los gritos de las otras dos chicas, saco mis colmillos del cuello de Bianka y la dejo caer al piso. Está muerta, no siento culpa, remordimiento, no siento nada.

—Juguemos. —Les sonrío a las otras dos chicas aún con mis colmillos afuera y con mis ojos color carmesí.

Deseo prohibido |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora