Parte 1

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 - ¡Me dieron la beca, me dieron la beca! -Gritaba mientras revisaba el correo en mi teléfono. - ¡Mamá, papá me dieron la beca para estudiar en Tailandia!

-Eso era un hecho, no hay nada que no consigas. – Me dijo mi padre desde el sillón donde leía el periódico.

- ¡Me alegra por ti! Aunque también es un poco triste. -Felicitó mi madre abrazándome. -Tenemos que darle la noticia a Isaac, se pondrá feliz de que vivirán en la misma ciudad.

-No, no, no. Quiero que sea una sorpresa, no le digan nada. -Mas que una sorpresa quería hacer una broma, como era mi especialidad.

- ¿Cuándo te vas Isa? Al menos pasaras el tiempo que te queda aquí en casa o, ¿Planeas hacer un viaje previo? -Se escucha la voz seca de mi padre.

-Me quedare aquí de empalagosa, tengo que estar allá dentro de una semana.

Solo asintió, sabía que eso de empalagosa era mentira. Desde que tengo uso de razón jamás he sido una chica cariñosa o apegada a mi familia, soy demasiado seca y eso de los sentimientos no era lo mío. Soy demasiado fría para ser humana, al menos eso dicen las personas que me rodean, no me gustan los abrazos o cualquier cosa que tenga que ver con la demostración de afecto. Ni siquiera he tenido pareja a mis 20 años o alguien que me haya gustado.

Entro a mi habitación con mi madre detrás, estoy tan emocionada de que me dieran la beca para Tailandia que empiezo a organizar todo, claro empezando por anotar todo lo que tengo que hacer antes de irme. Lo primero es la visa de estudiante la cual iré a tramitar mañana, empacar algo de ropa, buscar adaptadores para mi teléfono y computadora, sobre todo donde me voy a hospedar. Comienzo por esto ya que las clases comenzaran pronto y todo se va agotar. Mientras mi madre por su parte trata de recordar todo lo que mi hermano mellizo necesito cuando se fue.

-Mamá no olvides que no es la primera vez que vivo en otro país, empecé a ser estudiante de intercambio desde la secundaria, creo que ya hago todo en automático, tranquila. -Digo a mi madre que da vueltas por todos lados.

-Lo sé, siempre te gustó estudiar en otros países, pero, aun no me acostumbro a que te vayas. Es tan poco el tiempo que paso contigo, con ustedes que me preocupa saber si están bien o no.

-Ya estamos grandecitos y podemos cuidarnos solos. Además, técnicamente ahora tus hijos estarán juntos. -Sonrió para que se calme.

- Es gracioso recordar que tu regresabas de tu intercambio e Isaac se iba a audicionar, ustedes no han convivido mucho.

Me quede pensando en que realmente no conocía a mi hermano, digo para ser sincera ni siquiera tenía su número de teléfono. Si mucho nos veíamos una vez al año y en ocasiones eran unas pocas horas. Éramos tan diferentes y a la vez tan iguales.

-Por cierto, necesito su número de teléfono. -Me avergüenzo un poco al terminar la frase.

Mi madre sonríe y saca su teléfono para enviarme su contacto y dirección. Agradezco y sale de mi habitación para hacer la comida. Yo me quedo buscando un departamento y para mi suerte encontré uno cerca de la facultad a la que asistiría, lo reservo de inmediato ya que es bastante agradable y accesible. Comienzo a revisar mi closet, siempre me ha gustado empacar ligero ya que suelo ir de compras y no uso lo que llevo. Elegí unas cuantas cosas y escuche que mi madre me hablo para comer.

Hablamos un poco más del viaje durante la comida, mis padres insistían en que debía avisarle a Isaac. Creo que temían que no lo visitara una vez estuviera allá, pero al final me las arreglé y me salí con la mía.

El día de mi partida llego, estaba todo listo solo tenía que despedirme y subirme al avión. Las lágrimas de mis padres corrieron por sus mejillas como de costumbre una vez que iba hacia la sala de espera. Creo que era más difícil por el hecho de que hicimos el trato de que me acompañarían al aeropuerto con la condición de no abrazos, realmente era algo que no me gustaba. Me despedí con la mano antes de perderlos de vista. 

Reencuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora