Parte 30

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-Isa, ¿Estas despierta? -Escuche a mi madre.

-Si, entra.

- ¿Sabes dónde está? -Abrió la puerta.

-Aquí estoy. -Se rio Isaac al ver que no termino la frase.

- ¿Qué no pueden estar separados? Apenas despiertan y ya están juntos.

Ambos nos vimos y reímos.

- De hecho, se vino a dormir aquí porque tenía miedo del monstro.

Mi madre rio con nosotros y entró a la habitación.

- ¿Quieren desayunar ya o aun no tienen hambre?

-Primero siéntate aquí. -Golpeé la cama.

-Queremos irnos a una casa de campo al menos por el fin de semana, ¿Crees que mi padre quiera?

-Tal vez pueda ser una semana entera, tu padre está de vacaciones.

-Amaría eso. -Respondí.

-La verdad si nos hace falta desconectarnos del mundo. -Siguió Isaac.

-Les haría bien respirar el aire limpio, puro.

- ¡Papá! -Grité. -Hay que arreglarlo de una vez para rentar la casa antes que nos ganen.

Nuestro padre subió con cara de asustado.

- ¿Qué pasa? -Preguntó viéndonos uno por uno.

-Nos vamos de vacaciones por una semana y no acepto un no por respuesta. -No sé cómo logre decirlo.

- ¿A dónde o qué?

-Es una sorpresa, no muy lejos, pero lo vamos a disfrutar. -Sonrió Isaac.

-Solo empaquen con lo que se sientan cómodos y de lo demás nos encargamos nosotros.

Tanto mi gemelo como yo sonreímos nerviosos mientras veíamos a nuestros padres.

-Está bien, lo que digan. -Dijo por fin. - ¿Para cuándo o qué?

-Haremos todo lo posible para que mañana mismo podamos irnos. -Respondí.

-Muy bien, ahora a desayunar pequeñitos. -Ordeno mi madre.

Todos bajamos juntos, aunque solo mi hermano y yo estábamos en pijamas. Antes de comenzar a desayunar Isaac logro rentar la casa queríamos, en realidad era una bella cabaña con alberca, rodeada de vegetación, perfecta para un descanso.

-Hay que terminar pronto. -Dijo mi hermano. -Tenemos que ir de compras.

-De acuerdo.

Al ver la mesa nos llenamos de nostalgia, era aquel mismo desayuno que compartíamos de niños. Nos sentamos y comenzamos a comer.

-Siento que algo falta. -Me miro Isaac.

-El jarabe y la crema batida. -Reí al descubrirnos.

-Solo que sea eso.

-Lo sabía, ustedes no cuidan su alimentación. -Regaño nuestra madre.

Nos quedamos callados hasta terminar, ambos subimos a organizar la cama y ducharnos. Fuimos a comprar algunas cosas personales, comida y lo que pensamos podríamos necesitar, ya que fuimos los cuatro comimos y cenamos fuera. Regresamos tarde, pero comenzamos a empacar para dejar todo listo y salir en la mañana.

Al día siguiente nos fuimos muy temprano, pusimos la condición de nada de teléfonos o cualquier dispositivo con conexión, se trataba de disfrutar de nosotros. Durante ese tiempo tome muchas fotografías, nos volvimos una familia muy unida. Disfrutamos de la naturaleza, de nosotros y descubrimos habilidades extrañas. Regresamos a casa como una nueva familia, nuevas personas en general. Papá regreso a la oficina así que ya no pudimos pasar mucho tiempo con él, pero consentíamos a ambos cada que podíamos. Las dos semanas se pasaron demasiado rápido y la hora de regresar a Tailandia llegó, en esta ocasión me despedí de ambos dándoles un fuerte abrazo, dentro de mi sentía algo extraño que no había sentido antes.

-Quiero volver pronto. -Me quejé.

-Lo haremos hermanita, pronto los veremos de nuevo.

Asentí y los abracé de nuevo antes irnos a abordar, sin darme cuenta por primera vez en nuestras despedidas mis lágrimas comenzaron a caer. Trate de calmarme y nos separamos por fin. 

Reencuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora