Parte 2

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El vuelo estuvo tranquilo, durante el viaje platique con un chico tailandés para practicar el idioma, él estaba interesado un poco en la cultura latina y me dijo que yo no lucia como una. Le expliqué que en realidad era una extraña mezcla asiática, que había viajado por varios países y había adoptado algunas manías así que básicamente era una mezcla de todo.

Por fin llegue a mi destino y fui directo al que sería mi departamento, estaba cansada por lo que agradecí que los tramites fueran rápidos y estuviera semi amueblado. Entre directo a la habitación revisé un poco y me acosté quedándome dormida. Al despertar me di cuenta que era casi media noche, había pasado varias horas desde que llegue y no avise a mis padres, opte solo por enviar un mensaje de texto, me quede revisando el mensaje que me había enviado mi madre con los datos de Isaac. Me llevé una gran sorpresa al enterarme que vivía en el mismo edificio que yo así que decidí ir a visitarlo.

Llegué al lugar y vi que aún estaba encendida la luz así que decidí tocar el timbre. Un chico un poco más bajo que yo de cabello negro y lacio abrió la puerta, al verme se sorprendió un poco.

-Hola. Estoy buscando a Isaac, ¿Se encuentra? -Saludo tratando de sonar amable.

-No sé si este despierto. -Dudo un poco. - ¿Quién lo busca?

-Soy su hermana. -Susurre. -Es una sorpresa.

El chico entendió y me dejo entrar mientras él fue a la habitación de mi hermano. Unos minutos después escuche pasos y lo que parecía una pequeña discusión por haberlo despertado.

- ¿No valgo la pena? -Bromeo al ver sus risos castaños.

- Creo que estoy soñando. -Respondió terminando de abrir los ojos. - ¿Qué haces aquí y a mitad de la noche?

Pude observar de reojo la cara de confusión del chico que me dejo entrar. Supongo que no era lo que esperaba de un par de hermanos que no se veían hace años.

-Vengo a presentarme, seré su nueva vecina.

- ¿Enserio? Eso significa que podremos vernos más a menudo. -Sonrió grandemente. -Déjame abrazarte, ¿Quieres? Por favor.

Se dirigió hacia a mí con los brazos abiertos, solo me quede quieta. Podría ser fría, pero no maleducada así que correspondí a su abrazo.

-Ok eso ya es demasiado amor. -Dije tratando de separarme de su abrazo en vano.

-No te veo desde que éramos niños, te extraño, aunque no lo creas.

El abrazo duró un poco más de lo esperado. Mi hermano y yo éramos como el hielo y el fuego, él era cálido, tierno, amoroso, detallista, recordaba todo lo que le gustaba y disgustaba de las personas a su alrededor, luego estaba yo que a duras penas me sabía mi cumpleaños y claro el de mi mellizo.

-Es hora de irme, tienes que descansar y yo tengo cosas que hacer. Lamento despertarte. -En realidad lo lamentaba, pero más por mí que por él.

Por fin dejo de abrazarme y me acompaño a mi habitación para recordar cual era y evitar que le mintiera.

-Vendré a visitarte mañana después de cumplir con mi agenda, ¿Necesitas algo?

-Creo que no, en realidad mañana iré de compras, como comprenderás no hay nada en mi habitación y necesito algunas cosas para sobrevivir. -Sonreí. -Creo que estaré por la tarde así que nos vemos mañana.

-Comprendo. Traeré algo rico para la cena.

Llegamos a mi departamento, espero hasta que yo entrara como si fuera una niña chiquita.

No tenía sueño ya que había dormido toda la tarde así que me puse a hacer algo de limpieza y organizar mis cosas. Vi mi teléfono que había dejado cargando y me percaté que eran casi las 5:00am así que fui a dormir un poco ya que me esperaba un largo día.

Al despertar eran pasadas de las 8:00am, en realidad tenía hambre y como no tenía nada en casa aún me di un baño rápido para ir en busca de un lugar para desayunar. Estaba a punto de salir cuando escuche el timbre.

-Me imagino que no tienes comida, prepare esto para ti. -Entró mi hermano. -Espero te guste, tengo que irme, hasta más tarde. -Dejó las cosas en la mesa, se despidió con un beso en la frente y se fue sin dejarme pronunciar palabra alguna.

Revisé los contenedores de comida, había traído avena, tostadas, fruta y un poco de rollos de huevo. Todo se veía muy rico, comencé a comer y realmente disfruté del desayuno. No sabía de qué cocinará tan bien. Acabé mi comida y fui a desempacar lo que faltaba, después de ello hice una pequeña lista para ir de compras ya que el lugar solo tenía una pequeña mesa, alacena, una parrilla y la cama.

Visite varias tiendas para familiarizarme más con el país, era un lugar tan hermoso lleno de historia a mi parecer. Era una nueva cultura que se veía muy feliz a pesar de sus días tan apurados. La mayoría de las cosas me las entregarían al día siguiente así que no llevaba mucho cargando, llegué a casa muy cansada de la larga caminata deje las compras en el piso y me quede dormida.

Desperté por el sonido del timbre. Había tenido aquella pesadilla de nuevo, hacía muchos años que no soñaba aquella mirada tan triste que provocaba mis lágrimas y en ocasiones mi llanto podría estar acompañado por gritos de desesperación según quienes me escuchaban.

Me tranquilice para poder abrir la puerta, al hacerlo mi hermano estaba yéndose, pero logro escucharme. 

Reencuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora