lucha

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despedidas y rencuentros, disculpas y reconciliaciones

pero pese a todo el demonio siempre tiene un plan de repuesto

Akane estaba sobre la espalda de Fumiko aferrándose con fuerza para no caer gracias a la velocidad con la que se movía, disimuladamente hundió su cansado rostro en el blanco bosque con olor a glicinas que era el cabello de su hermana, ahora con un...

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Akane estaba sobre la espalda de Fumiko aferrándose con fuerza para no caer gracias a la velocidad con la que se movía, disimuladamente hundió su cansado rostro en el blanco bosque con olor a glicinas que era el cabello de su hermana, ahora con un ligero toque acido y metálico por culpa del sudor y la sangre que inevitablemente corrompieron los mechones celestes volviéndolos de un tono mas turquesa e intentando opacar delicioso aroma de la vainilla y cítricos que caracterizaban tanto a esas flores violetas. Estaba muy claro que tendría que hacerse revisar por el cazador con conocimientos médicos antes de seguir luchando para que pueda evitar una infección en un futuro u otra clase de consecuencia
y por otro lado Genya tendría que retirarse o limitarse a ayudar como refuerzo cual Kakushi por su perdida de energías y su notoria falta de brazo.

En la mansión ocurrían fuertes retumbos sin importancia pronto se convirtieron en peligrosas sacudidas que comenzaron a destruir la gran estructura con rapidez, resquebrajando las paredes y quebrando los techos de forma peligrosa obligando a los cazadores a acelerar el paso si no querían quedar aplastados por los escombros que caían sin cuidado alguno amenazando con enterrar todo como si de una fosa se tratara.

- la estructura esta por caer - gruño sanemi afirmando lo que prontamente sucederia mientras aceleraba el paso con el ligero temor de ser aplastado en cualquier momento.

- tenemos que acercarnos lo mas posible hacia el techo- recalco Fumiko saltando unos escombros cambiando el rumbo directamente hacia arriba- sujétate bien- su susurro solo llego a los oidos de Akane como si fuera el sonido del viendo soplar pero lo suficientemente entendible como para poder hacerlo.

Pero cuando menos lo espero un agudo dolor la hizo soltar un pequeño chillido y luego todo se volvio negro. Era extraño, se sentia como en una cueva solo que la cantidad de polvo le impedia abrir los ojos o respirar con normalidad, la estructura se destruyo por completo y ellos habian quedado enterrados en lugares diferentes pero el profundo dolor no fue el de la madera y concreto aplastando su pequeño cuerpo, fue el apreton que Fumiko le dio antes de girar y protegerla con su propia espalda, despues de todo no habia absolutamente nada que las pudiera proteger a ambas.

Fumiko se encontraba estatica con sangre chorrando en un pequeño hilo por la comisura de sus labios hasta su menton callendo de forma inevitable sobre las palidas mejillas de Akane en forma de gotas tiñendo su piel de un carmesi oscuro, su frente y nariz estaban arrugadas y sus ojos apretados cubriendo sus pomulos con sus espesas y blancas pestañas. Sus antebrazos se encontraban a cada lado de la cabeza de Akane y su pecho subía y bajaba dando movimientos rítmicos a la altura del aterrorizado rostro de la menor.

Sus ojos brillaban por culpa de las lagrimas creadas gracias a la molesta cantidad de polvo en el escaso aire pero ignorando el escozor de sus orbes le dio una rápida examinada visual al cuerpo de su hermana mayor, pese a haber sufrido un derrumbe a simple vista su torso se veía en condiciones bastante estables, aunque lo mas seguro es que sus omoplatos y espalda estén doliendo como el mismísimo infierno y algún hueso allá sucumbido ante el peso terminando por romperse.

Glicinas de Invierno: Fuyu no FujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora