V- Verdades a medias

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Los gruñidos de Cinderblock podían escucharse a dos cuadras de distancia. Éste trataba de zafarse de aquellas ataduras moviendo su cuerpo en repetidas ocasiones pero no lograba nada ante las cuerdas metálicas del líder de los Titanes.

—¡Eso te pasa por arruinar los deliciosos panqueques que preparaba, así que ni lo intentes, no podrás! —comentó Cyborg con algo de desdén.

—¿Estás seguro? —la voz tan reconocible y odiada por los Titanes se manifestó por lo que voltearon hacia atrás cambiando sus semblantes por unos de batalla. Estaban desconcertados, hacía mucho que no oían sobre él y era extraño que se presentara ante ellos así como así y no por medio de una serie de pistas.

—¡Slade! —susurró el líder con la voz cargada de hostilidad.

—¡Que gusto verte de nuevo, Robin! —el enmascarado contestó mientras bajaba por las escaleras de emergencias de uno de los edificios contiguos dando grandes saltos y aterrizando un par de metros delante de ellos.

—¡Yo no diría lo mismo! —escupió con odio el líder mientras apretaba los puños.

Slade sonrió debajo de la máscara para luego sacar un dispositivo cuadrado con un botón, lo oprimió y en un par de segundos dos decenas de sus robots rodeaban a los jóvenes héroes de Jump City. Éstos no dudaron y comenzaron a atacar, cada uno tratando de cubrir mínimo 4 robots. Robin no se contuvo y se fue directo a Slade, se acercó a él y comenzó a arremeterlo con algunas patadas y puñetazos, no obstante el hombre lo esquivaba con facilidad.

—¡Parece que te has vuelto blando! —exclamó Slade propinándole una patada en el abdomen alejando al petirrojo.

—¡Star! —gritó Cyborg entre todo el barullo mientras veía que ésta era acorralada por seis robots. La chica fijó su mirada en su amigo mitad robot quien señalaba hacia las escaleras que se encontraban encima de ella y entendió el mensaje, asintió y lanzó dos starbolts hacia el metal haciendo que éste cayera encima de los seis robots, dejándolos sepultados.

Chico Bestia cambiaba de forma cada vez que lo acorralaban. Se convertía en un animal grande que pudiera envestir a los robots como si se trataran de bolos; los golpeaba fuertemente dejando a varios en el piso aunque estos parecían no rendirse y volvían a levantarse.

—¡Azarath Metrion Zinthos! —gritó Raven mientras levitaba y encerraba a varios robots en su aura negra haciéndolos explotar al instante.

—¡Creo que éstos nunca se rinden! —se quejó Cyborg mientras golpeaba a dos robots al mismo tiempo enviándolos a chocar contra una pared.

Robin aún seguía luchando con Slade. Estaba un poco lastimado y aun así se notaba la determinación en su rostro y en sus movimientos; no se dejaría vencer por su enemigo. Lanzaba ataques cuerpo a cuerpo, sin embargo era difícil prever los movimientos de su contrincante. En un intento por propinarle un golpe en el pecho, Slade le asestó un puñetazo en el rostro que hizo que perdiera el equilibrio y cayera.

Su labio comenzó a sangrar, lo sabía por el sabor metálico en su lengua, aunque eso no le importó en lo absoluto. Corrió hacia su adversario sacando su bo staff y con ayuda de algunas maniobras logró darle en el costado derecho haciéndolo retroceder y arquear un poco por el dolor.

—¡Paciencia, Robin, paciencia! ¡Ésta no es nuestra pelea aún! —bufó el villano mientras saltaba sobre el chico quien seguía aturdido por los golpes. Slade se dirigió velozmente hasta donde se encontraba Cinderblock y de su traje sacó varias esferas que al lanzarlas al suelo comenzaron a esparcir humo.

La visibilidad era poca para los Titanes por lo que Robin ordenó a Chico Bestia que se convirtiera en pterodáctilo y con ayuda de sus alas pudiera disipar la nube de humo. Cuando todo quedó despejado observaron que ni los robots, ni Slade, ni Cinderblock se encontraban en esa calle, se habían escapado y sólo habían dejado las cuerdas rotas que antes aprisionaron al monstruo de concreto.

Teen Titans: Alucinaciones de venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora