IV- ¿Poderes?

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Amanecía gloriosamente una vez más en Jump City; sábado, día de diversión tal vez para los chicos que no asistían a clases pero para los adultos un día normal de trabajo. En la Torre T ya todos estaban realizando sus actividades diarias, a excepción de Chico Bestia que apenas y se daba cuenta que el sol aparecía frente a su ventana. Los otros Titanes se mantenían ocupados en sus tareas, como Cyborg quien se encontraba en la cocina tarareando una canción mientras preparaba el almuerzo.

Ya habían pasado más de dos semanas desde que habían vuelto de sus vacaciones y a excepción del primer día, no hubo crímenes que necesitaran la ayuda de los jóvenes héroes. Cada quien aprovechaba sus días de descanso como quería y los días de entrenamiento se alargaban poniéndose pruebas más duras y actividades juntos ya que esto nutría el trabajo en equipo.

—¿Crees que Chico Bestia esté bien? Lo he visto muy deprimido —mencionó con preocupación la pelirroja mientras lanzaba un puñetazo directamente al antifaz, sin embargo éste desapareció cuando el rostro de su dueño se agachó evitando el golpe.

—No te preocupes por él, ya se le pasará —lanzó una patada a su oponente; la chica rápidamente la esquivó haciendo una acrobacia con dirección hacia atrás. Él sonrió mientras se acercaba nuevamente a su novia: —¡Buena maniobra!

—La aprendí de alguien especial —Starfire dijo con alegría e iba a golpearlo con el puño pero Robin logró detenerlo antes de que impactara en su pecho.

—¡Espero que estés hablando de mí! —contestó y sin previo aviso le plantó un beso a la pelirroja, ésta sólo cerró los ojos disfrutando del gesto.

—¡No te desconcentres! —se separó de ella y ágilmente hizo que quedara en el suelo con cara de sorpresa.

—¡Eres un tramposo, Robin! —gritó la chica aún en el suelo con los brazos cruzados fingiendo cara de disgusto, aunque era poco creíble por la casi reprimida sonrisa que adornaba su boca.

—¡Claro que no, cariño! —rio recostándose junto a la joven tamaraniana. —¡No tengo la culpa de que mis labios sean tan irresistibles!

—Bueno, la próxima vez que tus "labios irresistibles" traten de besar los míos recordaré crear una ráfaga estelar —rodó hasta quedar sobre el pecho de él y dibujó una mueca traviesa en su boca.

—¡Sólo espero que ese día no vaya a despertar en un hospital! —susurró él en tono de broma y pronto los labios de ambos terminaron uniéndose con vehemencia. Las manos de Robin tomaban la cintura de su novia mientras que ella utilizaba sus antebrazos y sus rodillas para mantener el equilibrio en el piso y no posar todo su peso en él.

Starfire comenzó a reír en medio de uno de los besos: —¿Y ahora quién terminó distraído?

El chico quedó confundido hasta que observó uno de sus birdarangs apuntando hacia su cuello, lo sostenía una mano delgada y bronceada perteneciente a su amada, quien sólo sonreía al ver que no era la única que tenía la habilidad de tomar cosas sigilosamente.

—Veo que no sólo técnicas de pelea has aprendido de mí, ¿cierto? —arqueó la ceja divertido aceptando la mano de la Titán para levantarse.

—Ya que te he ganado esta vez... ¿podríamos ir al parque? Ya sabes, para que nuestro amigo cambie de ánimo y que podamos divertirnos un rato.

—Creo que es una buena idea, además no nos hará daño despejar la mente un ra... —y fue como si el destino se burlara del líder, otra vez, pues el sonido de la alarma resonó en todas las habitaciones de la Torre indicándoles que su salida grupal se postergaría. Ambos asintieron con desánimo y salieron del gimnasio rumbo al living de su hogar. Todos los Titanes se reunieron en la sala principal esperando respuestas sobre quién había interrumpido sus actividades.

Teen Titans: Alucinaciones de venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora