VIII- Confusión

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(POV Starfire)

—¡Te dije que me dieras un momento! —pedí con la voz más firme que pude hacer. Me negaba a verlo, sentía mucho dolor y en ese instante quería estar sola, poder tener el tiempo suficiente para calmarme y después hablar con él. No quería estar enojada y decirle cosas que realmente no sentía y de las que pudiera arrepentirme más tarde.

—Lamento no ser la persona que esperabas —me dijo con su voz despreciable. Me sobresalté de inmediato, como pude me levanté limpiándome las lágrimas y me puse en guardia.

Observé aquella silueta cerca de la puerta y no dudé en crear un starbolt para atacarlo pero las palmas de mis manos no irradiaron ninguna luz. Ahí fue cuando todo me cayó como un balde de agua fría sobre la espalda: mis poderes no estaban funcionando por el estado en el que me encontraba y por lo tanto no podría defenderme.

Retrocedí con varios pasos torpes hacia atrás haciéndome caer de sentón en el gélido suelo. Comencé a preocuparme y asustarme; estaba sola en la azotea, mis starbolts no respondían y no podría salir volando sin arriesgarme a caer de una gran altura si mis poderes seguían fallando.

Él sólo se quedó ahí, inmóvil, frente a la entrada de la azotea obstruyendo mi única salida. Parecía que disfrutaba verme en ese estado: congelada ideando maneras de escapar de ahí y muy en el fondo sabía que detrás de esa horrible máscara había una gran sonrisa de satisfacción.

—Veo por las circunstancias que mi aprendiz hace lo mejor por cuidar a su chica, ¿no lo crees? —bufó con sarcasmo dando algunos pasos hacia adelante dejando que la luna alumbrara totalmente su figura.

—¡Él no es tu aprendiz! —grité tomando fuerza y levantándome del suelo corriendo hacia él para propinarle un golpe en el rostro; aunque mis poderes no funcionaran aún podía defenderme cuerpo a cuerpo. Él pareció anticiparlo y lo esquivó dándome una patada que me lanzó varios metros lejos de él.

Estando en el suelo escuché un sonido extraño y cuando levanté la cabeza una nube violeta comenzaba a esparcirse alrededor. Empecé a toser mucho ya que ésta me irritaba la nariz y garganta. Como pude me levanté tratando de buscar a Slade ya que el humo era muy denso.

—Siempre lo fue —sólo escuché su respuesta pues no lo pude localizar. Traté de encontrar la puerta de la azotea con ayuda de mis manos, aunque sea para escapar de ese humo que no me dejaba respirar ni ver pero pronto me encontraba de nuevo en el suelo; alguien me había pateado las pantorrillas haciendo que cayera de espaldas.

A lo lejos noté la silueta de alguien que conforme se acercaba se veía con más claridad. No lo reconocí hasta que parte de la nube se disipó. Su traje era diferente, tenía una especie de conjunto metálico con colores negros y bronce; sabía qué significaban esos colores sin embargo no podía creer quién los estaba portando. Su rostro estaba serio y me miraba fijamente detrás de ese antifaz.

—¡No, no de nuevo! —susurré para mis adentros sintiendo un escalofrío recorrer mi médula.

—Parece que no te alegra verme —dijo él con voz fría quedando en cuclillas frente a mí.

—¿Qué está pasando, Robin? ¿Qué haces con él? —pregunté confundida, aún no podía creer que estuviera ahí vestido de esa manera.

—¡Las cosas cambiaron, necesitamos irnos! —mencionó con la misma voz seria, esta vez tomando una de mis muñecas con la intención de levantarme.

—¡No! ¡Suéltame! —me deshice de su agarre y me alejé de él empujando mi cuerpo sentado hacia atrás.

—Te estoy dando una oportunidad, Starfire. ¿Acaso no quieres estar conmigo?

Teen Titans: Alucinaciones de venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora