2. El Cuarto de Basura

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La gran crisis económica del 2020 ha dejado muy en claro quiénes son los de la clase alta, quienes pueden sobrevivir a tal periodo, y los de clase baja, son aquellos que se atienen a las consecuencias, la recesión es alta y los pobres necesitan oportunidades para sobrevivir, si no, podemos preguntar a la familia Mills. Dejando su mediana casa en las colinas, la renta dio un incremento relativamente exponencial, dando así por hecho que sería necesario mudarse a las afueras a una casa tanto vieja como pequeña. El pequeño Tommy, el mayor Harry, y sus padres, Annie y Todd. Todd era carpintero, de los mejores del pequeño poblado de Saint Bachman, y debido a la crisis tuvo que cerrar el taller que tenía en el centro de la ciudad, para instalarlo en el garaje de su pequeña vivienda. Era el segundo día que estos habían llegado al lugar, aun había cosas que desempacar, y que acomodar, sobre todo. Desde roperos, hasta dormitorios enteros. Había dos de ellos, el principal lo tomaron los jefes de familia, y el secundario los dos hermanos.

-Hijo, ayúdame a tu cama, dile a Harry que te ayude-dijo Todd desde el pequeño jardín y taller de carpintería, mientras preparaba hamburguesas para el almuerzo.

-De acuerdo, pero no salgas con alguna broma estúpida, ¿sí?-el pequeño Tommy suplicaba a su hermano mayor, con una voz de niño entrando a la pubertad.

Entre Harry y Tommy levantaron la base, uno de cada lado, estaba claro que el pequeño no tenía la suficiente fuerza, así que fue complicado a la hora de subir las escaleras, el mayor estaba debajo, mientras que el otro por la parte de arriba.

-Sigue caminando... ughh, ¡no lo sueltes imbécil!

¡Crash!, el mueble hizo vibrar las escaleras, y por defecto, toda la casa. Alcanzó a golpear la rodilla del hermano mayor, abriendo una pequeña herida que daría pie a una hemorragia en su tobillo.

-¡Mira lo que hiciste idiota, te había dicho que no lo soltarás!

El pequeño comenzó a ahogarse en llanto, sus lágrimas podían marcarse perfectamente tanto en sus marrones ojos como en sus bronceadas mejillas.

-¡No podía levantarlo, pudimos haberlo movido desde el suelo, ya estoy harto!

Subió corriendo por las viejas escaleras, emitiendo un sonido parecido al de un martillo clavando una estaca en una tabla de madera. Como lo que Todd solía hacer. Tommy siempre ha sufrido abusos de su hermano mayor, en la escuela sus amigos siempre huían al ver a la enorme figura de unos 80 kilos, sabían de todo eso, porque en un cumpleaños del pequeño, este jugando al "cuadrilátero", lesionó a uno de los pequeños en el brazo. Fue desde ese entonces, que Tommy jamás recibió invitados en sus cumpleaños siguientes, solo eran las tarjetas de felicitaciones lo que le alegraban el día a la pobre criatura. Recuerdos de antaño.

-¡Niños!-chilló la madre Annie desde el porche-su padre tiene la mesa puesta, por favor, ¿quieren venir ya?

-Ya voy madre-la gruesa voz de Harry respondió.

-¡Tommy!-se impone Todd-es hora de que bajes ya, se enfriará tu hamburguesa.

Tenemos en el principio de las escaleras superiores a un pequeñín de 13 años, de brazos cruzados, y con el ceño fruncido lleno de odio

-¡Odio a Harry, él es el culpable de que siempre tenga miedo, de que mis amigos nunca vengan a mis fiestas, y ahora en este horrible lugar!, ¿Qué podría ser peor?-los llantos eran aún más intensos que podrían caer en la ternura.

-Está bien, te sentarás del otro extremo de la mesa, a lado de tu padre, ahí el no podrá molestarte, de acuerdo-insistió mamá Annie.

-Hmmm...

La criatura baja por las escaleras, marchando. La mesa estaba ya lista, una ensalada común era el centro de la mesa, la carne estaba perfectamente cocinada, unas con queso cheddar y otras solas, el pan caliente untado en mantequilla, todos los vegetales en sus respectivos recipientes, y una jarra de limonada también.

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