Capítulo 54

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A la mañana siguiente, Anna se despertó de excelente humor. Teo había estado despierto durante mucho tiempo. Era imposible acostumbrarse a sus madrugadas, pero siempre le daba tiempo a ella para que durmiera bien.

Perezosamente se puso unos leggins y un top, se hizo una elegante cola, dejando sueltos algunos mechones de cabello, se lavó la cara y salió al pasillo.

Teo estaba sentado con unos muchachos en un sofá, bebiendo cerveza. Solo notando a la chica, le hizo señas para que se uniera al grupo. Anna fue obedientemente en su dirección.

"Es ella," murmuró Teo, y sus amigos silbaron apreciativamente. Anna hizo una mueca interrogante.

"¡Así que esa es quien le robó el corazón a nuestro impenetrable Teo!" exclamó el muchacho, cubierto de tatuajes de pies a cabeza.

"Hermosa," comentó el segundo.

Anna hizo una mueca ante el comentario. Teo se apresuró a callar a los demás, cambiando el tema a una discusión sobre las últimas canciones del club.

Anna se sentó al lado de Teo. Sus ojos se posaron en el teléfono sobre la mesa. Tenía que intentarlo de nuevo. Necesitaba saber si Randall estaba bien. Y ella se preocupaba por su trabajo. Sospechaba haber perdido su puesto de profesora, y sus ridículas explicaciones y excusas inventadas para una partida repentina habían agotado todos los plazos.

Y Marco... Él se preocupaba por ella sin cesar, y ella era egoísta al irse así, sin dar explicaciones. Y Mamá... ¡Ella sí que se volvió loca por no saber nada de Anna!

La realidad, con todas sus exigencias de racionalidad, la abrumaba. Sintió que había actuado de manera frívola e irresponsable.

"Teo," se volvió hacia él con resolución. "¿Puedes prestarme un teléfono?"

Su voz vaciló. Esperaba que la cara de Teo cambiara, desestimando su pedido con amenazas de problemas si volvía a sacar el tema.

"Claro," respondió y señaló el teléfono sobre la mesa.

"Oh... Está bien... Gracias." Sin esperar a que Teo cambiara su favor, agarró el dispositivo y se apresuró a entrar en la habitación.

No Renunciar Al Amor Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora