Capítulo 4: Mister Livet.

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Alrededor de la medianoche, la mansión Ulrich lucía apagada y dormida a la vista de la noche, pues ninguna vela estaba encendida, por lo tanto Kirk lloraba en silencio y sin consuelo entre la espesa penumbra.

Asustado y con lamentos inaudibles abrazaba sus piernas, dándose aliento así mismo. Se supone que todo estaba mejorando, entonces ¿Por qué siguen atormentandolo? Guardó silencio porque no habían más opciones y cuando descubrieron su dolor no pudo excusarse, nadie le creería, entonces Gary decidió que él no valía nada y prefirió deshacerse de un estupido sirviente que ya no servía más, no iba a decir la verdad. Nunca.

-¿Kirk?- El susurro se mezcló con sus sollozos, aún así pudo escucharlo y levantó la cabeza observando al danés que había entrado a su habitación con la luz tenue de un candelabro que sólo dejaba ver sus cabellos castaños revueltos y sus pecho cubierto con una túnica blanca -¿Qué ocurre?

El filipino le observó con los ojos rojizos, asustado por su presencia, temiendo por lo que pudiera suceder, por lo que él pudiera hacerle; Biersack era capaz de manipular las personas y Lars siendo un ser tan dulce e inocente pudo creerle. No lo había visto hace horas, más exactamente desde que sirvió te para él, su madre y Biersack en el jardín, y supo muy bien el tema de conversación que el pelinegro quiso abordar, sin embargo, se inmutó a cualquier cosa, estaba paralizado en su lugar, por un momento creyó ver ésa muestra de depravación de Holt.

El más pequeño dejó la luz sobre una mesa y se acercó a la cama para sentarse justo al lado donde reposa el cuerpo de Hammett, ignorando completamente el estado de éste puso una mano en su espalda y con la otra acercó la cabeza llena de rizos a su cuello, así como él lo había hecho en la mañana, cuando le dió consuelo.

-Tú también puedes confiar en mí si asi lo quieres- Susurró con calidez en un tono bajito mientras no dejada de dar caricias inocentes y confortantes.

-¿Qué espera que le diga, Lars Ulrich?- Exclamó Hammett en un tono neutro, no pensó para nada al decir aquello, pero estaba casándose de que no hallara tranquilidad en ningún lugar y sólo empezó a hablar -¿Quieres que acepte que soy homosexual para poder condenarme? Sé que ésta vez nadie intercederá por mi. El valor de mi vida está en el silencio de mi alma.

Lars se mostró asombrado y rápidamente reaccionó negando y poniendo uno de sus pequeños dedos en los labios de Kirk, para que dejara de soltar ésas palabras llenas de acidez y para que bajara su tono porque si le descubrían a media noche en la habitación de su sirviente se metería en problemas.

-Entonces, no me dirás nada- Aceptó alejando su mano. Kirk asintió y lo observó en silencio, aún con una mueca de desconfianza, escondiendo el miedo que todo el asunto le causaba.

"Sus mejillas rellenitas, sus ojos redondeados y su nariz pequeña y respingada le da un toque de ternura y androgismo que termina siendo... hermoso"

Lars se sonrojó al notar la mirada constante de Kirk sobre si y desvió la mirada al piso que con la luz de la vela se ve negro, y Hammett por su parte se golpeó mentalmente para quitar los pensamientos sobre el danés.

-¿Por qué viniste aquí?- Exclamó Kirk en un susurro, entendiendo que el también tendría problemas si alguien los llegara a descubrir.

-No podía dormir y... quería verte... porque quiero... mh agua- Lars lo observó asentír y limpiar sus lágrimas, tenía que dejar de mentir, la curiosidad no le dejaba en paz ¿Que tanto había sucedido con él? -¿Kirk?- Le llamó con inseguridad y cerró los ojos en cuanto el lo miró, soltando un suspiro y rogando con el alma no arrepentirse luego-Biersack me dijo que... no éso no... Kirk, yo... es que a mi me gustan l....- Su voz se iba disminuyendo a cada palabra, el siervo estaba a muy poca distancia y aún así, las últimas palabras le fueron imperceptibles -...nunca di un beso.

𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑪𝒂𝒓𝒆𝒔𝒔; 𝑲𝒍𝒂𝒓𝒔.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora