Capítulo 8: Smells sex and cookies.

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La mujer sonrió con malicia mientras Lars parecía fruncir su ceño aún más, luego cambió drásticamente su mueca y sonrió negando efusivamente, no es ningún idiota.

—Deberías dejar de ser tan ingenua— Dijo en un tono neutro, pero Iris no dejó su postura. El danés quiso gritarle que Kirk en realidad se había pasado la noche en su cama, pero no era necesario darle razones para hundirlo.

—Esperamos no faltarle al respeto, después de todo, a parte de ser sus empleados, tenemos una vida, y Kirk y yo no pretendemos juntar nuestra intimidad con el trabajo.

—Dile éso a mis padres.

Antes de retroceder hacia la cocina, escuchó una risita suave de su parte y deseó con toda el alma darle una bofetada para quitarle su satisfacción.

—¡El señor Torben está de acuerdo!— Alzó la voz molestandolo otra vez.

La mujer no parecía ser conciente de que Kirk estaba durmiendo en su cama desde hace dos noches y mucho menos de que el seguía ahí, muy cómodo en su espera.

El clima estaba haciendo desastres y por arte de magia, en vez de ayudarlo a dormir, sólo lo despertó muy temprano y con hambre, así que estaba yendo a la cocina por algo para comer, y luego volvería a su habitación, con Kirk, lastimosamente, desde el pasillo pudo ver la puerta de la habitación de Kirk abriéndose y al ver a la mujer salir de ahí, tuvo que ir a su encuentro, pero sólo sirvió para nada.

Con un frasco lleno de galletas volvió a su habitación, la casa aún estaba oscura para ser las cinco de la mañana y se iluminaba de vez en vez con los relámpagos, encontró a Kirk saliendo de su habitación, ya estaba vestido, incluso había peinado su cabello, se detuvo en cuanto lo vio acercarse con sus mejillas llenas de galletas y sonrió de manera hermosa hasta que estuvieron muy cerca y Lars arrastró al moreno nuevamente hasta su cama entre saltos infantiles.

—Tengamos sexo— Mencionó con una sonrisa, Kirk también sonrió pero lo hizo con sorpresa.

—Dijiste que no estabas listo para responderme.

—Ahora sí— Aceptó dejando las galletas en una mesa, Kirk negó y besó su frente —¡¿Por qué?!

—No es de ésta manera, Lars— Susurró— ¿Por qué cambias de opinión así?

—No soy un niño. Sólo quiero hacerlo.

—Pues yo no. No soy con quien debes hacer ésto. Tienes dieciséis, tan joven, inteligente y atractivo, mereces algo mejor.

—¿No me quieres?— Kirk le miró mordiendo su labio, bajó la mirada y suspiró —Entiendo, te dije que te no te acercaras a mi, si ibas a ignorarme luego ¿Por qué no lo has hecho? No estoy jugando contigo, yo si te quiero y no tengo  idea de lo que iba a ocurrir, pero... A nadie le importa— Resumió volviendo a tomar el tarro de galletas.

Se recostó sobre la cama y puso las sábanas hasta su cintura, aún hacía frío; le dió un vistazo a Kirk que no dejaba de mirar hacia la pared y siguió masticando su comida. No tenía muchos ánimos para algo más, sólo estaba esperando a que Kirk lo dejara a solas para seguir dormitando.

—Me pones en una situación difícil— Mencionó llamando su atención, Lars frunció el ceño —¿Por qué me quieres? ¿A que quieres llegar conmigo?

El danés lamió sus labios y le miró con cariño, no podía enojarse, las palabras que no dice , se las demuestra con acciones, él también lo quiere o al menos se ha comportado como si lo hiciera.

—No tengo respuesta para ninguna— Aceptó —¿Acaso deben haber razones para querer a las personas? Y dos, no es necesario ponernos límites.

—Es una manera de decir que no me quieres y que no puede ocurrir nada.

𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑪𝒂𝒓𝒆𝒔𝒔; 𝑲𝒍𝒂𝒓𝒔.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora