Año 2,200
Las suaves caricias en su espalda lo despertaron de buen humor, la sonrisita en sus labios gruesos indicaba que le gustaba
Inconscientemente buscó más ese calor, posando su naricita en la curvatura del cuello del demonio, le gustaba como se sentía, el cuerpo de Yoongi era caliente, amaba despertar todas las mañanas así, después de la sesion de sexo desenfrenado, unos mimos no le haría mal.
Ciento ochenta años después de que trajera a vivir a Jimin a la mansión, los días se sentían más cortos, nunca se aburría y disfrutaba estar al lado del menor, Jimin jamás intentó escapar, por nada en el mundo dejaría a su demonio.
─ ¿Cómo te sientes después de lo de anoche? ¿aguantas otra ronda? ─ susurro de forma sexi en el oído de Jimin, este solo sonrió aun con sus ojitos cerrados.
─ Porque no dejas que mi trasero descanse y después lo discutimos ─ mencionó en voz baja, sin querer apartarse de Yoongi.
─ ¿Como cuánto tiempo? ─ preguntó acariciando el cabello ahora rojo de Jimin.
─ No se tal vez unos cien años ─ bromeó.
─ ¡No me chingues! ─ se quejó el demonio, claramente no estaba molesto, pues no todo era sexo para ellos, se amaban y se complementaban perfectamente, Yoongi jamás pensó llegar a enamorarse, pero la vida te da muchas sorpresas. Jimin adoraba a su chico demoníaco, lo hacía sentir único, jamás sintió algo parecido cuando aún vivía con los humanos.
Yoongi era su adorable chico malo.
─ Tengo hambre ─ hizo un puchero.
─ Quieres leche ─ sonrió por el doble significado, muchas veces Yoongi le hablaba con doble sentido, sin embargo amaba ese lado pervertido.
─ Sabes que no me gusta la leche, pero contigo puedo hacer una excepción, sin embargo tienes que alimentarme antes ─
Dicho esto dejó un último beso en la espalda del humano, para luego levantarse y ver que podía traerle de comer a su chico bonito, al que siempre consentía.
Año 2,700
Se encontraba leyendo un libro, iba por la página 183, era curiosa la rapidez en la que avanzaba.
Cada vez que el demonio visitaba el mundo humano traía uno que otro libro para su chico rubio, a Jimin le gustaba leer, y ahora que se encontraba solo era su forma de distraerse y matar el tiempo mientras su compañero llegaba.
Aunque para ser sinceros no estaba tan solo que se dijera, la casa también era habitada por pequeños demonios, los cuales se encargaban de la limpieza y servían tanto a Yoongi como a Jimin, el rubio decía que más parecían pequeños duendecillos en vez de demonios, debido a su piel verde y estatura compacta.
ESTÁS LEYENDO
✔Demon [Yoonmin]
RomantizmFui condenado a vagar, vacío y sin esperanza, perdí mi alma y a cambio obtuve la inmortalidad, una prisión que no elegí pero que con el paso de los años aprendí a tolerar, la maldad humana me convirtió en lo que soy, perdí toda ilusión en la humanid...