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El mundo no podía odiarme de esa manera. Ciertamente deseaba verlo con todas mis fuerzas, pero no esperaba perder la calma con sólo observarlo a la distancia.

Me acerqué con el corazón temblando en mi garganta mientras los recuerdos de nuestro último encuentro me abordaban con frenesí.

–Tu venganza ya se cumplió– Le dije suavemente y sin mirarlo, aunque sabía que mi voz lo había exhaltado.

–No, comprendí que el amor y los corazones rotos son así, y que si deseaba tanto que me perdonaras, yo debía hacer lo mismo con Haechan–

Algo dentro de mí me decía que sus palabras eran honestas, sin embargo, no me sentía preparado para enfrentarme a ellas.

–Perdóname, no debí enamorarme –Sonrió con tristeza mientras se disponía a continuar su camino, mas no podría permitirlo otra vez.

–Mi corazón se destrozó completamente cuando supe la verdad y aún así seguían llegando a mi mente los momentos que pasamos juntos– Su mirada se unió a la mía con temor –No sé si he logrado perdonarte, pero lo que sí sé es que te amo–

–Lo sé, por eso me duele tanto el haberte lastimado, no merezco tu corazón– Se soltó de mi agarre y huyó el lugar, dejándome con un sabor amargo en la boca y un peso en el pecho.

Aunque me dolía reconocerlo, lo conocía bien, y sabía que pese a todos los enredos en los que nos habíamos metido y lo lastimado que estaba; Chenle es una persona pura y dulce que no podía simplemente olvidar sus errores.