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–Por lo que veo vienes de una familia adinerada y pequeña, sin embargo, lejana–

–Mis padres trabajaban mucho, siempre quisieron darme lo mejor. Y en sus tiempos libres intentaban sonreírme y darme seguridad; no tengo muchos recuerdos así, pero esos los atesoro profundamente–

Su mirada se veía melancólica mientras mantenía una pequeña sonrisa tranquila.

–Me han apoyado en todo, aunque mi abuelo intentó mil veces que me replanteara mis decisiones, esperaba mucho de mí y yo no quería decepcionarlo–

–Pero primero estás tú –Toqué suavemente su rostro y noté como sus ojos se iluminaron.

–¿Te arrepientes del beso que nos dimos?– Negó suavemente sin apartar su mirada de la mía y mi corazón se aceleró, entonces recordé que quizás Haechan estaría esperándome en casa.

–Disculpa, debo hacer una llamada– Me alejé de su cuerpo y me dirigí al balcón.

–Hyuck, ¿cómo estás? –Esperé su respuesta –Estoy bien, pero hubo un pequeño problema y llegaré mañana –Canturreó dulcemente haciéndome sonreír– Te quiero mucho, cuídate –Me envío un beso y colgó.

Cuando entré ví a Chenle dormido. Sonreí enternecido, tomé una manta y lo cubrí con cuidado.

–¿Podemos juntar nuestras camas? Es una noche fría– Escuché su suave voz y sentí mis mejillas arder, no respondí, sólo moví mi catre hasta que se juntó con el de él.