CAPÍTULO 10. PASADOS

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Kakashi se sorprendió tanto que se acercó a la orilla de la cama y asomó su cabeza para ver a Yamato y comprobar si lo que decía iba enserio. El castaño vio la mirada de extrañeza de Kakashi y se rió. Pensó que había sido muy repentino con lo que acababa de decirle al peliplata. No había tomado en cuenta que llevaban años sin saber la vida del otro.  

Yamato se dio la vuelta recostado, dándole la espalda al peliplata, quedándose con la vista del ventanal, por donde alcanzaba a entrar la tenue luz de la luna, que se mezclaba con el color blanco de las cortinas; era una luz que parecía tener el mismo efecto melancólico que estar fumando un cigarrillo en tiempos de frío, la misma atmósfera que seduce a nuestros tormentos a salir por nuestra boca. 

-Creo que dije demasiado, perdona... -dijo Yamato cubriéndose con las cobijas

Kakashi volvió a acomodarse bien en su cama y soltó aire, estaba siendo algo complicado para él asimilar las cosas, todo lo que estaba pasando recientemente. Había mucho silencio en la habitación.

-Olvídalo -habló Yamato de nuevo- no sé por qué dije eso en un día así.


La noche pasó, los dos cayeron profundamente dormidos después de días de ajetreos y desvelos. En aquellos sueños, Kakashi se reencontró con su padre y le vio feliz, con la sonrisa que siempre mostraba en televisión, solo que esta vez si la comprendía. Yamato tenía razón, aquella sonrisa siempre fue para él, no para mostrarse bien ante las cámaras -menos mal que te recuerde así, sonriendo. Intentaré ser así de fuerte... -se despidia Kakashi de su padre en sueños.

Cuando Kakashi despertó, la luz del sol ya  había entrado a toda la habitación. Se sorprendió de haber dormido tanto, enderezó su cuerpo y estiró sus brazos para desentumirse. Se restregó los ojos para poder ver bien la mañana que se abría por la ventana, la luz del sol le calentaba sutilmente el cuerpo y le hacía sentir muy bien. Se quedó mirando a través de ella por unos segundos. Agradecía tanto la tibieza del sol que cerró los ojos para disfrutarlo más. Habían pasado unos cuantos segundos donde la mente del peliplata se había relajado tanto, cuando de repente un recuerdo se le atravesó, había olvidado que Yamato se encontraba dormido en el suelo de la habitación, así que rápidamente bajó la mirada en búsqueda del cuerpo de su amigo.

No encontró nada. Por un momento dudó de que Yamato no se hubiese quedado a dormir, pero realmente estaba seguro de que había sido así. Miró a todas partes de la habitación, encima de una mesa de trabajo se encontraban unas colchas y sábanas dobladas, las mismas que le había prestado para dormir. Encima de estás encontró una nota. 

"He ido a buscar a un cerrajero para abrir mi casa. Después iré a clases. Me he llevado también la ropa que me prestaste antes, te la devolveré en cuanto la tenga limpia. Gracias"

-Es verdad, es jueves, aún no termina la semana... -dijo Kakashi en voz alta. Tomó la nota y observó la letra, era muy delgada y suave, hace tiempo que no la veía- sigue escribiendo igual que antes... -pensó el peliplata- este chico tiene alma de viejo, ya nadie deja notas.

Kakashi salió de su habitación y tomó un baño. Se vistió y bajó a la sala, las escaleras de madera crujían. A pesar de que la casa siempre estaba vacía, aquel silencio era nuevo, se escuchaba diferente. Se acercó al altar de su padre y rezó en silencio, luego hizo una pequeña reverencia.  Permaneció unos segundos en el centro del lugar, podía ver las partículas de polvo flotar en el aire gracias a la luz del sol que entraba. Ya no parecía el mismo lugar oscuro y pesado que el día anterior, parecía que todo estaba más tranquilo. 

Desayunó y recordó que no había revisado su celular desde hacía tiempo. Las notificaciones no las había escuchado porque había bajado el volumen y la vibración a su celular. Desplegó la vista previa de su bandeja de entrada en Whatsapp y tenía cientos de mensajes de sus compañeros. Los leyó todos, eran mensajes de apoyo, incluso Asuma, con quien se había peleado por última vez, le escribió algo que lo reconfortó demasiado.

Two boysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora