Viento. Bendito, bendito viento

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El día empezó con más viento de lo normal y para "mejorarlo" me quedo dormido. El inútil de Lily no me despertó para que lo alimentara como siempre. Lo vi cerca de los kiwis, o de lo que quedaban, que había separado para mi lonchera de hoy. Me extrañó ver a un gato comiendo kiwis, pero mejor para mí. Los kiwis son más baratos que la comida para gato.
-¡Carajo, voy a llegar tarde!

Salí corriendo como alma que lleva el diablo y para mi desesperación, perdí el tren. Corrí a la escuela lo más rápido que pude y ya estaba en la puerta de mi clase cuando alguien se choca contra mí.

-Lo siento, Gajeel- dijo la Enana.
-No importa, hay que entrar antes que...
-Buenos días, mocosos.

Volteamos los dos y vimos al mismísimo Makarov Dreyar, director de Fairy Tail.
-Buenos días, Maestro- respondimos los dos.
-Veamos, sí. Están llegando media hora tarde, los dos, pero peor sería que perdieran la clase, tocó la puerta del salón y le abrió el profesor Wakaba, el profe de filosofía.
-Buenos días profesor Wakaba, ya han llegado sus alumnos- dijo el maestro, luego se dirigió a nosotros- Cuando termine la clase, quiero que se dirijan al patio de deportes. Ahí habrá materiales nuevos que acaban de llegar y que deben cambiar por los antiguos ¿Les quedó claro?- Nosotros asentimos- Perfecto; buenos días, profesor, chicos.

Gijijiji, voy a tener un castigo con la Enana. Gracias Kami-sama.

***

-Bien, Gajeel ¿Creo que hay que meter todo esto, verdad?

El trabajo era remplazar los materiales antiguos de deporte por los nuevos que acababan de llegar. Las cantidades eran regulares, pero teníamos que hacerlo rápido, no por encargo del director sino porque dentro de una hora, según Salamander, vendría un ciclón, y obviamente no queríamos estar en medio de eso.

Hicimos el trabajo lo más rápido que pudimos, pero el ciclón llegó antes de tiempo y tuve que correr con la Enana al almacén y cerrar la puerta.

Okay Kami-sama, eres lo máximo, estamos solo ella y yo ¿Pero ahora qué carajos le digo?
-E...Enana...
-¿Sí, Gajeel?
-¿Te gusta Jet?

Bien, Gajeel, eres un genio. Ahora dime, cojudo, ¿No quieres decirle que le gustas, mejor?

La verdad que no era mala idea...

-¿Por qué la pregunta?- dijo seria.
-Curiosidad-dije rascándome la nuca- Jet anda siempre detrás de ti, pero a ti no te gusta, a veces pienso que es porque te gusta otro y eso me molesta y ...- me sonrojé apenas entendí lo que había dicho.
¡Coño, Gajeel! Controla esa estúpida lengua tuya. Ahora seguro ya lo jodíste.

-¿Por qué te molesta pensar que "me guste otro", Gajeel?- me preguntó alzando una ceja.
Mierda, haciendo eso se ve demasiado sexy.
- No me molesta- dije volteando para ocultar mi sonrojo- es solo curiosidad.
-Bueno, ahora que lo pienso, debería, tal vez, darle una oportunidad a Jet.
Yo me reí pero cuando volteé a verla, vi que había hablado seriamente.
-¿Enana, hablas en serio?
Fue ella, ahora, la que volteó para que no la viera.
-Sí me gusta otro chico, Gajeel. Pero él es tan...fascinante- dijo con cara de fantasía- que no creo que tenga yo oportunidad.
-¿ Y te quedarás con el idiota de Jet porque el idiota que te gusta no se fija en ti?- dije con rabia.
-¡Jet no es idiota! Y el que me gusta, bueno... Tal vez un poquito...- dijo sonriendo de nuevo.
- ¡Claro que es un idiota! ¡Todo aquel que te guste y no te preste atención es un reverendo imbécil!
-Yo no he dicho que no me preste atención... Es solo que
-¡Suficiente!- grité golpeando un la pared en donde Levy estaba apoyada de tal manera que quedaba atrapada por mi brazo.
-¿Qué pasa, Gajeel?
Yo estaba desesperado y devastado. A la Enana le gusta un tipo "fascinante" y obviamente no soy yo, pero dejaré todo bien claro y luego haré que la tierra me trague.

-No vuelas- le dije con mi mirada en el piso- no vuelvas a desear, frente a mi, estar con otro tipo.
Levanté la cara y me fije en sus ojos, en sus bellísimos ojos que son de oro y chocolate y coloqué mi mano en su mejilla.
-Imaginar a otro besándote, tocando tu cabello, mirando tus ojos y recibiendo tu sonrisa. Es algo que no puedo y no pienso tolerar.

Y la besé.

La vida de escuela de GajeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora