La historia de Levy

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Cuando me choqué contigo ese día, lo primero que pense, Gajeel, fue que eras en verdad un chico bastante atractivo. Tus ojos me atrajeron en el primer momento. Solo pude decirte mi nombre porque sonó la campana. Te juro que cuando entraste al salón me alegré mucho al saber que estaríamos en el mismo salón.

No negaré que cuando dijiste tu nombre te reconocí y traté de no reaccionar de ninguna manera extraña, pero aún así, sentí temor. Pensé que en algún momento me golpearías, pero pude ver que esa no era tu intención.

Debes saber que Lu-chan es mi mejor amiga y cuando me contó del chico nuevo que se había sentado con ella y los chicos, mi reacción me delató y no le demoró ni un minuto hacer que yo confesara que me parecías atractivo. Después ella empezó a fantasear de mil maneras, típico en ella.

Tu club de fans me sorprendió, hasta pensé que me gustaría unirme, pero acosar a alguien no va conmigo.

Con el tiempo me di cuenta de que el Gajeel que yo temía, no existía. Un día me puse a dibujar y terminé dibujando dos pajaritos en una rama, a uno lo pinté azul, como mi pelo y me acordé de ti y pinté al otro negro. Perdí el dibujo un día en el parque. Fue ahí, con ese dibujo, en que me di cuenta que me gustabas.

Fantaseaba siempre con lo fuerte que abrazarías, con tus ojos, tu sonrisa de gallito, todo. Me gustabas. Como ningún otro chico me gustó nunca. Pero al verme bajita, plana y tan poco atractiva en comparación a tus fans, sentí que no tenía esperanza.

Aquel día, que juntaron las clases, cuando me acariciaste la cabeza, sentí una sensación muy agradable y estuve emocionada por bastante tiempo. Después de eso, con la cara de boba que tenía, Lu-chan, descubrió que me gustabas en serio.

Me emocionó mucho saber que celebrarías con nosotros Navidad y cuando supe que yo tenía que regalarte algo, me emocioné más aún. Imagínate entonces cómo me sentí cuando nos quedamos encerrados en el armario de limpieza, yo sentí que moría de la vergüenza, pero aún así me gustó mucho.

Le pedí a Cana Alberona que consiguiera uno de esos bombones, con lo borracha que es, le fue fácil. Lo que te puse en la carta era verdad, quería conocerte más, Gajeel y justo ese día, me ayudaste con las compras y me contaste que lo que me hiciste lo hiciste por sobrevivir. Para mí, quedó en el pasado y el Gajeel de ahora era distinto. Me enamoré de ese Gajeel. De ese Gajeel que me rescató de esas chicas y me atendió cuando no había enfermera, luego me acompañaste a mi casa, me abrasaste y me llamaste por mi nombre. Me sentí feliz, muy feliz. Sabía que un Gajeel así, nunca me golpearía.

En Navidad, debo admitir que, me molestó ver que le regalabas a Erza, pero cuando veo que usas esa cadena, esa que yo te regalé, me siento feliz.

Cuando me pediste ser tu novia, yo estaba más que feliz, Gajeel. No lo podía creer.

Te digo todo esto para que sepas que te amo, Gajeel. Te amo, con todas y cada una de sus letras. De pequeña nunca te tuve rencor y ahora solo puedo quererte cada día más Gajeel. Cada vez que me tocas, me beses o me abrazas siento mi cuerpo arder, arder de manera extraña. Te amo y digan lo que digan, a menos que tú me des motivos, no dejaré de amarte.

***

Para cuando Levy terminó de contarle todo a Gajeel, ella estaba roja y Gajeel estaba conmovido. No pudo evitar soltar un par lágrimas al saber que a pesar de todo, Levy lo amaba y seguiría siendo su novia.

Esa noche, usando un polo de Gajeel de pijama, Levy durmió al lado de su novio. Sin hacer nada más. Ya mañana Gajeel enfrentaría una gritada del director por la escenita en la salida de la escuela .

La vida de escuela de GajeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora