Chris.
Toqué la puerta de casa de Bailey luego de varios intentos fallidos usando el timbre en vano. La sonrisa de Lana me recibió a la vez que la puerta se abría de par en par.
Repasé su cuerpo y sonreí de vuelta al ver el vestido de noche color azul cubriéndola. Esperaba que mis ojos y la sonrisa le dijeran lo hermosa que se encontraba, porque parecía que el filtro que conectaba mi cerebro con mi boca había dejado de funcionar desde que fijé mis ojos en ella.
— ¿Y bien? —tiré de su mano y la atraje a mi cuerpo, plantando un casto beso en sus labios ligeramente pintados en un tono rosa. —Tomaré eso como un "fenomenal". —rió, pegando sus manos a mi pecho mientras me escaneaba. —Luce bien, señor Hotch.
— No mucho más que tú, muñeca. —besé su cabeza. Aún con los zapatos de tacón solo alcanzaba a llegarme a la nariz.
— ¿Estás seguro de que quieres que te acompañe? —mordió su labio inferior, con la duda reflejada en sus hermosos ojos marrones.
Reí, resultaba tierno de alguna forma verla así de asustada. Aunque si sus amigos fuesen como los míos, yo también estaría así. —No es como si tuviera muchas opciones. —solté. —Verónica vendría por ti si no te llevo, y me gusta cuidar de mi integridad física y no hacer nada para colocarla en peligro.
Una carcajada salió de sus labios. —Listillo.
— Solo digo la verdad. —me encogí de hombros. —¿Estás lista? —asintió.
— Solo buscaré mi bolso arriba. Pasa. —corrió y subió las escaleras apenas escuchándose el sonido de sus zapatos repiqueteando con el suelo.
Caminé hasta llegar dentro de la casa, cerrando la puerta de la entrada al ingresar.
Había sido un vuelo jodido tras el partido de anoche. Verónica había llamado nada más llegué a casa para decirme que el idiota de Kyle estaba planeando su boda a escondidas de Samantha. En parte había venido para ver eso. Ya quería ver el rostro de la rubia controladora al notar que no había tenido participación en su boda. Yo no haría eso. Y creo que un hombre consciente tampoco.
Los gritos en la cocina llamaron mi atención y me acerqué sin ser notado, ocultando mi cuerpo con la pared frente a mí.
¿De qué iba todo esto?
— ¡NO! ¡Ya te dije que no quiero irme a tu jodida casa! —la voz de Bailey sonaba furiosa y al borde de la histeria, si es que no estaba allí ya.
— De verdad que eres terca, mujer. —¿Grand?
Oh esto iba a estar bueno.
— No soy terca, soy autosuficiente. No necesito que me pongas una jodida mujer para que haga las cosas que puedo hacer yo. Estoy embarazada no invalida. —le contestó y escuché el ruido del refrigerador al cerrarse.
— Bailey, deja de comer esa mierda. La doctora dijo que el embarazo es riesgoso, solo necesito saber el bebé está bien.
— La bebé. —lo corrigió.
— ¿Qué? —mi amigo sonaba frustrado. ¿No le dijeron que no era coherente pelear con una embarazada? Erick y Nicholas tendrían que haberle advertido. Su buena cuota de noches en el sofá habían tenido, porque incluso Emma había resultado ser una embarazada llorona.
— Sabrías eso si estuvieras al pendiente de tu hija y de las consultas, pero como solo ignoraste el hecho de que te dije que iba a averiguar el sexo...
— ¿Lo hiciste sin mí? —se quejó.
— La cita era ayer. Lo olvidaste, Grand.
— Estaba trabajando.
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OFFSIDE (Kings Of The Game 4)SIN EDITAR
Romance[T-E-R-M-I-N-A-D-A] ✔️Libro 4 de la serie Kings of the game. ✔️Obra registrada. Se prohíbe su copia y/o adaptación. Una mala jugada no significa el final del partido. A veces...bastan tan solo un par de minutos para cambiar el marcador. Christopher...