XXVIII

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Chris.

El sentimiento de perdida se instaló en mí, nada más abrir los ojos y encontrar el lugar a mi lado completamente vacío.
La realidad de los sucesos de anoche, me embargó como un jodido balde de agua fría.

¿De verdad esta mierda estaba pasando?

Caminé al armario, no sorprendiéndome en lo absoluto al encontrar un gran espacio vacío en donde antes estaba la ropa de Lana.

Coloqué la primera camisa que encontré sobre mi pecho y salí de mi habitación preocupado por no escuchar a Enzo por ningún lado.

¿Se lo habría llevado?

Mis ojos se cuadraron sorprendidos al ver a la mujer con la mirada fija en el pequeño animal sobre su regazo, ausente de mi presencia. La maleta a su lado luciendo tan fuera de lugar.

— Mami te ama, y tú mi pequeño, vas a comportarte de maravilla con papá. —su voz sonaba perdida y me dio la confirmación a la pregunta que, durante una semana, llevaba rondando por mi cabeza con insistencia.

Se iría.

— Sigues aquí. —solté dirigiéndome hacia ella.

Saltó desde el sofá y dejó a Enzo a un lado, mientras sus ojos se encontraban con los míos. No sabia cual de los dos debía lucir mas roto justo ahora, pero sí que ambos estábamos jodidamente perdidos.

— Sigo aquí. —me respondió sin moverse. —No te mereces que me vaya sin decirte.

— ¿Pero si me merezco que me dejes? —me burlé.

¿De qué iba todo esto?

— No lo...

— ¿Entiendo? —terminé por ella. —Claro que no lo entiendo, Lana. —caminé hasta llegar a estar a un par de pasos de ella. —No lo entiendo porque llevo dos putas semanas preguntándote que demonios sucede y no me has dicho nada. —sin contenerme, tomé su mentón y la obligué a mirarme. —¿Piensas seguirlo haciendo? —sacudió la cabeza. —Entonces habla.

No quise sonar furioso, pero justamente ahora, era el único sentimiento que era capaz de demostrar.

— Voy a regresar a Boston.

— Eso ya lo sé. —dije con dureza haciéndola encogerse.

— No quiero que me busques, Christopher. —entrecerré mis ojos hacia ella. —Debes prometérmelo si quieres que te diga.

— ¿Me estás poniendo condiciones cuando merezco saberlo? —murmuré incrédulo. —¿Qué demonios está mal?

— Todo. —lloró. —Y necesito que te quedes aquí y sigas con tu maldita vida justo como si yo nunca hubiese pasado por ella. —me chistó.

— ¿Ah sí? —me acerqué con cautela. —¿Sabes como era mi vida antes de ti? —la tomé con fuerza del rostro con el mío a escasos centímetros. —Una jodida miseria.

— Pues el hecho de que yo me vaya no debe hacerte volver a eso. —me enfrentó, intentando hacerse la fuerte, pero sabia que le estaba costando.

— ¿Quieres una puta promesa? —casi grité. —Está bien, Lana. Tienes tu promesa, porque no voy a seguir en esto si tú no estás en la misma tónica que yo. —solté.

— Mark me llamó. —mi furia se fue con tres palabras. ¿Ese idiota no estaba preso? —Y antes de que digas nada, déjame terminar. —frenó mis palabras.

— Lana.

— Cállate y escucha. —suspiró. —Voy a regresar con él.

— ¿Estás demente? —pregunté incrédulo. —¿Qué te dijo?

OFFSIDE (Kings Of The Game 4)SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora