XXIX

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Lana.

— No te quieras pasar de lista conmigo, Lana. —su mano tomó mi rostro a la fuerza y el deseo de escupirlo o golpearlo se hizo presente. Maldito. —Mañana te quiero aquí o iré por ti. Y pon tu jodida renuncia sobre la mesa.

Miré a Amara forzando una sonrisa en mi rostro, su mirada puesta en mi con preocupación y era la primera vez que realmente veía algún atisbo de humanidad en la mujer. Y estaba dirigido en mi dirección.

¿Tan mal me veía?

Había sido difícil convencer al bastardo de Mark de dejarme venir a Chicago de nuevo. De no ser por el hecho de que sabía que eso conllevaría mi despido o renuncia, se habría negado con la idea de que me escaparía para ver a Christopher.

No era tan tonta. Y aunque las ganas y el deseo de verlo me estaban consumiendo, me resistiría.

Mark tenía personas en todos lados, me lo había demostrado y recalcado cada vez que se me daba por salir en Boston. Había evitado las llamadas de Bailey, solo absteniéndome a responder un par de mensajes con respecto a la pequeña Lexi. Mi amiga estaba tan emocionada por el nacimiento de su hija hace una semana que ahora mi teléfono era una galería repleta de fotos de la bebé mas hermosa.

Había sido difícil para mi no estar para ella, pero con Mark encima de mi en cada momento, me había resultado imposible y ella estaba comenzando a sospechar por mi renuencia a "viajar".

— ¿Todo está bien, Lana? —asentí efusivamente, ganándome su mirada renuente a creerme.

¿Tan mala mentirosa era?

O tal vez sí que me veía como la mierda.

— Solo mil cosas en la cabeza. —había sido también difícil conseguir que Amara me permitiera trabajar desde casa, pero lo agradecía. Había sido lo único a lo que tenia por aferrarme en las ultimas semanas.

Mark apenas si había estado en su lugar, por lo que mis deseos de sacarle los ojos mientras dormía se habían truncado al quedarme dormida para enfrentarlo y hacerlo miserable.

No que le importaran mis gritos y chillidos, pero me hacía sentir mejor de alguna manera, tanto como podía teniendo en cuenta las circunstancias.

— Voy a renunciar.

Sus ojos se entrecerraron en mi dirección ante las palabras saliendo de mi boca. —¿Esto es por tu relación con Hotch? —se puso de pie. —Porque de ser así no tienes que preocuparte, si ustedes dos realmente terminaron, debes saber que tu puesto aquí te lo has ganado.

Sonreí de lado. —No tiene que ver con Christopher. —fijé mis ojos en ella. —Vivo en Boston ahora, Amara. Esto no es temporal. —y debía hacerme a la idea.

— Sé que he sido una perra la mayor parte del tiempo, pero si necesitas algo no dudes en decirlo. —asentí. —Te daré dos semanas mas para que lo pienses. —abrí la boca en un intento por contradecirla, pero me detuvo con su mano en alto y una mirada determinada, haciéndome saber que no estaba abierta a la platica sobre el asunto. —Dos semanas. Luego te enviaré tus papeles oficiales de baja.

Suspiré, pero asentí en confirmación.

— Ahora, ¿de verdad terminaste tu relación con Christopher? —dijo con tristeza.

— Si. —solté evitando su mirada.

— Wow. —volvió a su lugar tras tomar un par de carpetas del estante de la esquina. —Y yo que pensé que tendríamos boda pronto. —su mirada de disculpa se hizo presente cuando notó el dolor que sus palabras me causaron. —Lo siento.

OFFSIDE (Kings Of The Game 4)SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora