Capítulo 11: Amarga ilusión

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Un golpe, dos y tres más.

Boxear la relajaba y eso necesitaba en ese momento. Le ayudaba a pensar, aclarar sus ideas y desahogarse. Después de lo que pasó en el baile se sintió totalmente indefensa y, aunque nunca llegó a hablar sobre lo que pasó por su cabeza después de eso, al entrar a Dalton se le presentó la oportunidad de comenzar a boxear y se aferró a eso junto a los Warblers. Lo hacía de vez en cuando, no le gustaba mucho la idea de que su cuerpo se tonificara más así que iba al gimnasio si estaba realmente estresada, hoy era uno de esos días.

Antes de transferirse, sus padres le hablaron sobre cómo todo sería muy diferente aquí. Blayne sabía a la perfección a lo que se referían, aunque al principio creyó que le costaría adaptarse realmente fue más sencillo de lo que parecía. La situación no cambió mucho que en su casa, la única diferencia notable era la falta de Rachel y el peso extra de una tarjeta de débito en su billetera. Portaba una por obvias razones, tenía que pagar lo que comía a diario y si se presentaba algo más. Aun recordaba las palabras exactas de su mamá cuando se la dio.

Blaine, estamos confiando en que lo usaras para lo que necesites.

Bueno, ella podía debatir perfectamente contra esas simples palabras pero entendía lo que había querido decir. Hace un año apenas se estaban recuperando de la crisis que habían sufrido, tenían lo justo y debían mantenerse a raya después de mandarla a Dalton. Ahora la situación había cambiado, definitivamente había más dinero que antes pero Blayne se sentía un poco culpable si lo ocupaba en algo más allá de lo que fuera necesario. Por eso cuando hace algunas semanas vio la ropa interior en la vitrina y Kurt la acompañó hasta su puerta con una sonrisa y despedida en los labios, ella solo pudo correr a su computadora para ordenar 2 simples prendas y terminar llorando cuando la compra había sido confirmada.

Durante 3 semanas tuvo que racionar lo que comió para poder pagar de alguna forma y en ese transcurso su compra fue entregada con el correo de su casa. Casi le da un infarto el sábado cuando llegó al ver un paquete para ella sobre la mesa de la entrada junto con la demás correspondencia, obviamente lo más listo que pasó por su cabeza fue agarrarlo y correr a su habitación. No lo abrió estando ahí, se quedó guardado en lo más bajo de su mochila y cada que alguien de su familia la observaba no tenía el valor para mirarlos, quizás adivinarían su secreto. Regreso con el paquete a Dalton aún sin explorar, pasó el lunes, martes, miércoles, jueves y el viernes; hoy, decidió abrirlo. Lloro cuando sus dedos rozaron la tela blanca de las bragas y el bralette, eran muy sencillos y tal vez no le quedarían muy bien pero eso no importaba porque ya podía verse usándolo debajo de su vestido que estaba escondido en la misma caja de zapatos.

Todo fue felicidad por escasos 20 minutos, se dirigió al baño para lavarlos y ponerlos a secar porque ahora se sentía estúpida por esperar. Una vez que los colgó de la mejor manera posible su mirada se quedó en el espejo y le pego la realidad de todo, quién era, en donde estaba y cómo la veían. De nuevo rompió en llanto, pero ya no había felicidad, solo dolor.

Por eso ahora se encontraba boxeando, después de sentirse tontamente triste una ira la invadió y solo quería tratar de lastimarse reabriendo viejas heridas. Por suerte, vio sus guantes sobre el escritorio e inmediatamente se dirigió al gimnasio para sacar todo aquello que no podía.

Sentía las gotas de sudor escurrir de sus rizos, en su frente y toda su espalda. Era asqueroso, ella lo era pero solo quería que esos pensamientos la abandonaran por al menos una hora para dejarle vivir su anhelo.

―Hey, ¿mal día? ¿Fue porque la práctica se canceló? ― La voz de Wes la asusta terriblemente, ocasionando un golpe en falso que le regresó directamente el saco en la cara.

― ¡Wes!

―Oh Blaine lo siento.― Wes se disculpa mientras con pasos apresurados se acerca a su amiga.― Iba para mi habitación pero escuché algunos gritos saliendo de aquí y me dio curiosidad, no sabía que eras tú.

I Wish I Was PrettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora