juego inofensivo 1

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Había pasado mucho desde que no hacia algo como eso, realmente le traía muchos recuerdos, algunos más gratos que otros; miraba por la ventana de su blanca camioneta y disfrutaba de aquella emoción que tanto le gustaba.

Cada vez que salía con su grupo por las noches, recorría las calles desde las sombras y se destinaban a hacer fechorías. Recuerda su primer espectáculo, comenzaron como un grupo pequeño que quería dar un diminuto show en las calles, su verdadero objetivo, robarle a los espectadores mientras se distraían, por fortuna o desgracia, salió demasiado bien,  el padre de Byakuya, el señor Togami, le ofreció a Kokichi la oportunidad de tener un patrocinador -"Su espectáculo es lo que los circos necesitan para regresar al ruedo"- aun así, Kokichi se había negado, a él nunca le importo ser importante en el mundo del espectáculo y tampoco le gustaba la forma en que esas personas trabajaban.

Le habían dado una semana para pensarlo mejor, pero él no tenia nada que pensar; su siguiente robo fue el verdadero causante de todo, cuando un integrante tuvo un fuerte accidente y había quedado muy grave, recuerda ver a la pobre chica acostada en la única hamaca que tenían y con una buena cantidad de sangre que humedecía sus vendas, ellos no tenían forma de curarla por su cuenta y tampoco forma de pagar un hospital, robar tampoco era una opción ya que tardarían demasiado en recolectar el dinero.

"señor, ya no queremos vivir así"

Un sábado por la mañana, fue el momento en que Kokichi se presento en las oficinas con el anuncio de que aceptaba el trato, a cambió de que ayudaran a su compañera.

。:゚(🔁)゚:。

Parecía un récord, algo de lo cual estar orgullosos, por primera vez no había llegado demasiado temprano ni demasiado tarde, simplemente era la hora exacta y como un mal chiste para él, nunca nadie llega a la hora exacta.

Tuvo que esperar un buen tiempo, casi 20 minutos, pero pudo ver finalmente como su amiga llegaba corriendo apurada y le saludaba desde lo lejos.

Kaede: ¡Uff, por fin llegué! —exclamo estando finalmente cerca

Shuichi: ¿Por qué tan tarde?

Kaede: mi despertador no sonó... ¿El señor ouma aún no llega?

Shuichi: no

Kaede: que raro, fue él quien nos citó temprano en primer lugar

Shuichi: si... Ciertamente me da algo de miedo pensar en que planea

Kaede: no creo que sea algo muy
malo

Casi como si sus palabras lo hubieran invocado, justo detrás de Kaede llegaba la ya famosa camioneta blanca, misma que por alguna razón llegaba dando brincotones a toda velocidad y se detenía de manera brusca frente a ellos, la ventana de enfrente se abrió y Kokichi asomó la cabeza.

Kokichi: ¡Suban chicos, la oficina de Togami no se va a vandalizar sola!

Kaede:...

Shuichi:¿¡V- vandalismo!?

Y así fue, los chicos tuvieron la oportunidad de subir a la camioneta, era más grande de lo que parecía, Kaito se encontraba manejando, en el asiento del copiloto se hallaba Kokichi y en la parte trasera estaban Shuichi, kaede y gonta quien ya había subido desde antes.

La camioneta arranco a duras penas por el peso de los cinco, sobretodo de gonta, avanzó a toda velocidad, derrapando en cada curva y saltando en cada tope del camino, Shuichi ya podía sentir como su cabeza se mareaba y como su estómago parecía querer vomitar.

Kokichi: ¡Oye imbécil! — le gritó a Kaito — ¡Eso era un semáforo en rojo y te lo pasaste! ¿¡No habías dicho que tú tenías licencia de conducir!?

el circo - saiomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora