He pasado los últimos cuatro días recopilando información y buscando evidencias que me respalden y se vea creíble para lo que voy a hacer: destruir la relación de Daisy y Blake.
Tal y como ella hizo con la mía.
Sé que no soy nadie para juzgarla, mucho menos para castigarla y hacerla pagar como si yo fuese algún Dios. Pero no puedo evitar querer devolverle lo que me hizo. No puedo evitar sentir el deseo enorme de venganza, que me exige que tome un poco de justicia por mis manos.
Y esto, el hacer que Blake termine con ella cuando le muestre las fotos donde le es infiel con otros chicos, no lo hago con el afán de querer recuperar a Xhad. Mucho menos como si estuviera peleando por alguien que no vale la pena. Simplemente, el propósito de todo esto es hacerla sentir lo que yo sentí por lo que ella provocó. Quiero que se sienta en la cúspide de su relación con Blake, que lo quiera tanto y se haya encariñado tanto con él, para que cuando más segura y feliz se sienta yo aparezca como su karma y así hacer que Blake la deje caer desde el cielo.
Quiero provocarle el mismo dolor que yo sentí y que todas las dudas floten sobre su cabeza y la torturen, preguntándose por qué de la noche a la mañana él la dejó.
Sé que sueno como una completa hija de puta, pero justo ahora me importa poco.
Es la venganza que me nubla los pensamientos coherentes y me hace enfocarme en solo regresar lo que me hicieron; pero no puedo ignorar ni negar la satisfacción que me recorre entera al ver las fotos en mi galería: en ellas Daisy se besa con alguien, lo abraza o está sentada sobre sus piernas. Todas, con un chico diferente.
Solo tres fotos... Solo eso necesito para llevar acabo mi plan.
Sé que debería tener cuidado con lo que hago, porque la venganza aún siendo tan placentera llega a ser un arma de doble filo.
-Es una locura -la voz de Hannia se cuela en mis oídos y me saca de mi ensimismamiento.
Al escucharla, alzo la mirada hacia ella.
Está de pie frente a mí y es consciente de lo que haré.
-Además, esas fotos ni siquiera son recientes, ¿cierto? -adivina.
-No. Son de hace más de seis meses -admito-. Con sus exnovios.
Silencio.
-Sé que lo que hizo Daisy está mal -dice, al cabo de un rato, con todo el tacto posible como si temiera decir algo erróneo-. ¿Pero en qué clase de persona te conviertes tú al hacer lo mismo?
-Ella inició todo -refuto.
-Esto no es una guerra, Eileen -frunzo las cejas, molesta-. Solo... piensa en las consecuencias qué traerías al mostrarle esas fotos a Blake -hace una pausa-. Solo piensa en lo que podría ocurrir.
-¿Y ella pensó en eso cuando Xhad me terminó? -pregunto, con la ira tiñendo mi voz-. ¿Acaso se detuvo a pensar en el daño que me causaría?
Silencio.
-¿Acaso pensó en mí cuando decidió seducirlo para estar con él y hacer que me terminara? -cuando termino de pronunciar aquellas palabras, la voz se me quiebra en el proceso, y quiero golpearme por haber sonado así de afectada. Pero es que no puedo evitarlo. Se supone que las amigas no se hacen eso.
-Y no sé si solo lo hizo para molestarme o herirme -continúo, una vez que confío en mi voz para hablar-, porque si su propósito era que Xhad me terminara para que ella pudiera estar con él, ¿por qué está con Blake y no con Xhad?
El enorme silencio que le sigue a mis palabras es tan tirante como tenso. Tan extraño como sospechoso. Y, a la vez, no me dice nada y parece querer decir tantas cosas.
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Tocando lo prohibido ©
Teen FictionSabía que estar con Blake era como jugar con fuego y que, tarde o temprano, me quemaría. Sabía que todo él era la tentación en persona. Significaba pecar. Él gritaba peligro y lujuria por todas partes. También sabía, por sobre todas las cosas, que n...