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Bokuto Koutaro para muchos era un enigma, alguien bastante atractivo pero bastante transparente por su forma de ser: demasiado eufórico o demasiado decaído. No se sabía el por qué de ese comportamiento.
Akaashi también era un misterio, sin embargo de una forma diferente al as de Fukurodani, él siendo a diferencia del mayor más cerrado al exterior. Callado, bastante tranquilo y calculador eran las palabras que usaban para describirlo generalmente.
Ambos siendo tan opuestos perfectamente pudieron haberse llevado terrible, pero por alguna razón que se desconocen es todo lo contrario... Encajan. Ambos son el soporte del otro, Keiji necesita algo de emoción, algo que le mueva y lo haga sentir más motivado, tal como hace Bokuto; mientras el de cabellos negros calma y ordena las emociones de Koutaro.
Para el más alto Keiji es hermoso, su calmada voz y postura nunca fueron aburridas de ver para él. Le encantaba verlo mientras hacia cosas de su interés, como también ver otras facetas en él, como aquella que veía en este instante, esperando ser el único que la conozca y sea algo exclusivo suyo.
Días de mierda fueron los que pasaron, sintiendo que valieron la pena al tener a Akaashi aferrándose a su cuerpo con tal necesidad que le prendía dentro suyo.
—Bokuto-san, házmelo... —habló bajo Keiji, sorprendiendo un poco al as de Fukurodani.
Ni siquiera respondió, siendo tomado por sorpresa cuando este no esperó y devoró sus labios sin ninguna clase de escrúpulo nuevamente, tal como hace unos segundos. Akaashi estaba colapsado, necesitaba de su atención.
Y no se la iba a negar.
A pasos torpes y manoseos fueron hacia la bodega, donde se resguardaban las cosas del gimnasio y sus instrumentos. Se buscaba un lugar más oscuro casi por instinto, estando demasiado expuestos donde entrenaban y demasiado calientes como para aguantar e ir a la casa de alguno de ambos.
Una vez cerca de allí, Bokuto con menos timidez deslizó ambas de sus manos hacia el trasero de Akaashi, bajando más y una vez pudo tener buen agarre elevándolo, sin cortar en ningún momento ese beso.
—Bokuto-san... No me bote —susurró, sujetándose bien de él, para nada acostumbrado a eso.
—¿Cuándo te he soltado? —respondió de vuelta, sobre los labios tan jadeantes del contrario, a causa de las palabras contrarias apretando los muslos por donde le sujetaba.
Una vez dentro Keiji busco bajar de esos brazos, Koutaro no tardando en darse cuenta de ello y bajándolo con cuidado, sintiendo como le quitaban su prenda superior, invadiéndole un pequeño color al más alto, quien era víctima de las hormonas de Akaashi.
De todos modos no se haría de rogar, dando pasos hacia adelante para arrinconar a ese setter tan candente que le rogaba atención por las acciones que hacía. Siguió caminando, sosteniendo su mandíbula en alto en lo que seguía dando paso tras paso, sintiendo como Akaashi gimoteaba con suavidad.
—Mmh...
—¿Mmh? —musitó Bokuto, dirigiendo los labios a su oído para emitir con suavidad ese sonido, hasta que sintió como topaban con algo. Era el caballete del gimnasio que se usaba para otras clases.
Una idea se formo en su cabeza, de pronto la idea de Keiji apoyado contra ese objeto y siendo toqueteado parecía demasiado tentadora. Pero su pensamiento fue detenido, sintiendo como una de las manos contrarias que no le abrazaba y se escabullía hacia la parte baja suya, el setter quería tocar los genitales de Bokuto por sobre la ropa, eso alertándolo.
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||Memoria de tacto|| -BokuAka-
FanfictionEntre Bokuto y Akaashi existía una relación de amigos bastante tierna, tenían apoyo incondicional mutuo. Todo normal, como cualquier otra amistad, de no ser por un factor que empezaba cada vez a escaparse de las manos de cada uno... La tensión sexua...