Pasos lentos y tranquilos se escuchaban entre si, ambos caminando junto al otro sin perturbar el agradable silencio que les invadió. Ninguno tenia la intención de romperlo tampoco, ya bastaba con la sola presencia del otro además de que tenían una vergüenza gigante posterior al pequeño beso que se regalaron. Después de ese contacto se habían mirado con timidez, desviando su mirada y de los labios de Akaashi saliendo un tierno:
—¿Vamos a casa?
Y eso pasó, caminaron a paso calmado a casa de Bokuto, quién miraba al menor desde el rabilo del sus ojos con una emoción desbordante. Pero ese sentimiento en su vientre hizo que se mantuviera en silencio. Y así está bien, el azabache parecía disfrutar demasiado de aquel ambiente, por ende no lo rompería en absoluto.
Las mejillas bañadas en rosa que poseían le daba un plus al momento, ignorando todo el caos del día y ocasionando que relajaran sus corazones por una vez.
Por un segundo rozaron el dorso de la mano propia con la ajena, un leve respingo saliendo de Akaashi y Bokuto junto a una risita traviesa, caminando igual de nerviosos pero sin dejar de parecer contentos.
Habían iniciado desde cero, ese beso reinició todos los sentimientos culposos y sensaciones poco gratas dejándolos más tranquilos y felices. Harían las cosas bien ahora, definitivamente.
Una vez llegaron a casa de Bokuto este insistió en dejar pasar a Akaashi, este último negándose a ello pensando que podría causar incomodidad o algún problema. Además, el de cabellos bicolor necesitaba descansar.
—Bokuto-san... Debe descansar —decía con suavidad, mirándolo con un brillo único en los ojos.
—¡Akaashi! Estoy bien, por favor... No les molesta a tus padres que te quedes, ¿Por qué no?
Eso causó una leve sonrisa en el más bajo, sin dejar la dulzura que tenía impregnada en su mirar gracias al rostro de Bokuto, igual de hermoso y sonriente.
—Iré a casa, mañana vendré a verlo—dijo.
Antes de escuchar alguna queja por parte contraria se acercó con suavidad, dejando a Koutaro completamente quieto en su lugar, tragando y sintiendo unos labios húmedos y cálidos contra su mejilla.
No pudo reaccionar a ese tímido beso, dejando el lugar donde fue recibido tal caliente y ligeramente húmedo.
—Buenas noches... Bokuto-san.
Y se giró sobre sus talones, el de ojos ámbar viendo como se iba a un paso apresurado, dejándolo atontado y embelesado en la puerta de su propia casa. Cuando la imagen del azabache corriendo lejos de allí se disipó dio una gran bocana de aire, posterior a eso dando un suspiro completamente enamorado del chico que se fue del lugar.
Tras el aire dejar sus pulmones tenía una expresión boba, colorado hasta las orejas y ya entrando a su casa, siendo recibido por sus padres quien extrañamente ahora estaban en casa. No le molestaba tampoco, pero no podía escuchar las palabras que le dedicaban ya que su cabeza yacía inundada del aroma, apariencia, sonrisa y de la sola existencia de Akaashi.
A Bokuto le gustaron muchas personas antes de conocer a ese pelinegro, pero jamás sintió esa sofocante sensación tan placentera llamada amor. Y lo maravilloso es que ahora todo parecía estar bien. Ignorando que lo suspendieron dos días de la escuela.
—Uh, ¿Kou? —se escuchó preguntar por parte de su madre al ver como de la nada se dibujaba una tonta sonrisa en los labios de su hijo.
—Yo conozco esa expresión —interfirió su padre, señalando el rostro del muchacho que es su hijo.
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||Memoria de tacto|| -BokuAka-
FanfictionEntre Bokuto y Akaashi existía una relación de amigos bastante tierna, tenían apoyo incondicional mutuo. Todo normal, como cualquier otra amistad, de no ser por un factor que empezaba cada vez a escaparse de las manos de cada uno... La tensión sexua...