MEMORIA MUSCULAR WEN QING Y JIANG CHENG

El corazón roto, Fa Mei

Wei Wuxian pidió a A-Ning intentar hablar con Fa Mei para sacar información ya que ella era capaz manipular a los y las cultivadores, mientras que el Wei intentaría ver como romper la maldición.

—A-Ning —uso la voz de Qing —te engañe. 

—Fa Mei, ¿cómo te encuentras?

—No muy bien —se acercó a Ning —¿dónde están los otros? Ya se rindieron conmigo —se burló —todos los hombres son una molestia. 

—Quieres el cuerpo de mi hermana ¿por qué?

La mirada de Mei cambio a una agresiva.

—Ella es mía, no puede ser de nadie más. 

—No pregunté eso.

—Yo diré lo que quiera. 

—Tienes mucho resentimiento —Ning la vío con un pergamino que Wuxian colocó por seguridad. 

—¿Eso es malo?

—Eso quiere decir que algo te pesa ¿qué es?

—¿Quieres saber más de mí? — se alejo para sentarse en un rincón —dará igual, seguramente ya escuchaste todo. 

—Envidiabas a tu amiga de toda la vida, eras mal educada, grosera con los empleados. Una mocosa consentida que al casarse ingirio veneno —Wuxian entró con una jarra en la mano—eso dicen en el pueblo, pero ¿cual es tu versión?

Mei reviso la habitación con la mirada y escucho a Wangji decir que Jiang Cheng se encontraba con Qing. Escuchar eso pareció meloestarle y volvió atacar pero fue enseguida detenida.

—¿Quieres mi versión? —Mei se acercó a Wuxian —siéntate. 

La historia fue laega para todos y aún así la escucharon.

Fa Mei fue una de las chicas más afamadas y amadas en el pueblo o eso ella creía. Después de todo las propuestas de matrimonio siempre llegaban a la puerta de la casa. Incluso se escuchaba que los jóvenes apostaban entre ellos para ver quien le pedía aunque sea un paseo corto a la dama. 

Por otro lado los sirvientes y gente más cercana a ella sabían su verdadera personalidad. No era muy educada y casi siempre lloraba por tener alguna cosa solo por capricho. Pero aún con todo eso ella quería mucho a su consentidor padre. Después de todo la madre de ella murió en el parto. 

Mei siempre dijo que deseaba casarse con todos los lujos posibles, tener hijos, un matrimonio por amor así como el de su padre y no uno arreglado como las demás damas. Espero fervientemente mientras mostraba ser la señora de la casa. Sin embargo, nunca sintió interés por los jóvenes que la cortejaban, ninguno hacia que ella sintiera algo.

Por otro lado, algunas damas de su edad o sirvientas la hacían ruborizarse con comentarios que alababan su belleza. Se sentía muy mal al no sentir esto por los chicos, cada noche lloraba en silencio hasta que su mejor amiga llegaba hacerle compañía.  

—Mei ¿podrías no dejar la habitación tan sucia? No la limpiare otra vez —quien siempre la soporto y a quien le permitió hablarle como quiera era su mejor amiga —eres una señorita, no seas tan desordenada ¿ qué  hombre te va a querer así?

—A-Ru no seas tan aburrida, deja eso y vamos pasear.

—Señorita, soy una sirvienta de bajo rango ¿cómo podría?

—Vamos, yo soy la gran Fa Mei, si alguien quiere intimidarte no lo permitiré.

La otra solo giró los ojos y luego aceptó. Ese paseo fue el que marcó un antes y un después en la vida de Mei. Al conocer a un hombre grosero, agresivo y muy insistente. Ese tipo era mucho mayor que ella. La edad no es un problema para ella, el problema era que ese tipo llegó  para no irse.