No lo pensé más. Simplemente corrí hacia el parque y cuando lo divisé me puse a caminar a distancia para que no me notara. Sabia que si me ponía a reconsiderarlo me iba a arrepentir o sentirme culpable asique trate de pensar en otras cosas. “Se acerca el cumpleaños de mi abuela ¿Qué le puedo regalar? ¿Le gustarán los collares? Ángela ama los collares ¿debería contarle que vine? ¿Qué le voy a decir a Matthew cuando lo encuentre? NO, basta Cora no pienses en eso. Sigue tu instinto y deja que todo fluya. Cuando el momento llegue sabrás que decir”. Seguí caminando, pensando en otras cosas cuando me di cuenta que estaba llegando a la zona de juegos…y Matthew no estaba por ningún lado. Llegue hasta el bosque y me quede ahí parada en el límite entre la luz y la oscuridad. No logre divisarlo, pero seguramente había ido por allí. Otra vez los miedos de la infancia. “Solo hazlo” me dije a mi misma “No tienes nada que perder”. Cerré los ojos, respiré hondo y entré.
Estaba húmedo y oscuro, pero eso era obvio. Di unos diez pasos cuando escuché una voz familiar de tras mío:
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué me estas siguiendo?
Y como era de esperarse no supe que responder, estaba en blanco
-Tenia curiosidad- logre decir
-La curiosidad mato al gato sabes?
-Si, me lo dicen mucho
-Pues deberías prestar más atención
Nos quedamos en silencio, mirándonos a los ojos
-¿Querías devolverme el favor robándome el lugar? – pregunto mientras se cruzaba de brazos
-¿Qué? ¿Qué lugar?
-Adonde voy siempre
-No soy tan infantil
-Entonces que…?
-Solo sentía curiosidad. Quería saber a donde ibas todos los días, porque cruzabas este endemoniado bosque al que nadie nunca entra. Me siento identificada contigo y no preguntes porque, porque no lo se y quiero conocerte más pero es peligroso. No se quien eres, solo me dijiste tu nombre ¿Y si me secuestras? ¿Y si me quieres robar? ¿Cuáles son tus intenciones? No lo se, porque no te conozco. Pero no me importa lo que me digan, este es un riesgo que quiero tomar. Estoy cansada de mi vida tranquila, y de tener que hacer caso de todo lo que me digan. Por una vez en mi vida quiero tomar mis propias decisiones y elegir que camino voy a tomar – exploté. Al segundo me arrepentí de haberle confesado eso y toda la valentía del momento se esfumo. Me sorprendí a mi misma ¿De donde había sacado eso? ¿Tan reprimida estaba?
Él se quedo ahí parado, observándome. Luego sonrió. Se acercó a mí y me dijo:
-Ven conmigo – y siguió caminando por el bosque
Por mucho que quisiera tomar riesgos, seguir a un desconocido no era una opción. Me quedé parada donde estaba. Seguramente se dio cuenta porque se detuvo, suspiró y se dio vuelta para decirme:
-¿Qué pasó con la curiosidad y las ganas de tomar riesgos? Te prometo que no te voy a secuestrar ni robar ni nada
- Eso justo lo que un secuestrador y/o ladrón diría
Se río. Me gustaba hacer reír a la gente, me hacia sentir bien asique yo también me reí. Volvió sobre sus pasos, me tomo de la mano y siguió caminando mientras me arrastraba a Dios sabe donde. Eso no me lo esperaba, estábamos agarrados de la mano…ningún chico me había agarrado de la mano. Obviamente no significa nada, solo lo hace para guiarme pero estoy tan poco acostumbrada a ese tipo de contacto físico que me quede algo desorientada. Sé que es estúpido pero se sintió raro. Me quedé mirando nuestras manos entrelazadas por un rato y luego decidí ver hacia donde me llevaba. Para mi sorpresa seguíamos en el bosque húmedo y oscuro pero más adelante había una silueta de algo grande, vi unas ventanas con algo de luz pasando en ellas asique deduje que era una casa. Vino a mi cabeza la historia del viejo loco. Ay no…
-Umm…solo por curiosidad ¿estamos yendo hacia esa casa?
-Sip
-¿Y no vive nadie ahí?
-Hoy en día no
-¿A que te referís con hoy en día?
Se detuvo, me soltó la mano y dijo:
-No me digas que en serio crees en la historia del viejo loco
-Okey, no te lo digo
Sonrió y volvió a suspirar
-Solía vivir alguien ahí, pero hace 10 o 15 años que no hay nadie. Los legítimos dueños se mudaron a otro país y no pudieron venderla, asique ahí quedo. No hay ningún viejo loco ahí
-Pero…
-Ni tampoco espíritus. ¿Vas a venir o no?
-Esta bien.
Seguimos caminando juntos, esta vez sin tomarnos de la mano, y a medida que nos acercábamos notaba nuevos detalles de la casa. Era de dos plantas, tenia dos ventanas en cada piso y era de un color blanco arruinado por los años. Había plantas trepadoras en las paredes y el pasto del jardín delantero me llegaba hasta las rodillas. Se nota que hacia 10 o 15 años que no vivía nadie ahí. Por fin llegamos a la casa. La puerta no tenia picaporte asique Matthew la empujo suavemente con la mano. Se escuchó un crujido aterrador y pude ver algunos muebles tapados con sabanas. La única luz que había era la que había visto desde lejos por las ventanas, lo cual daba un aspecto aun más espeluznante al lugar. Creo que debería haber pensado mejor esto. Pero antes de que pudiera dar un paso atrás Matthew puso una mano en mi espalda y me empujó suavemente hacia adentro. No piensen mal pero esto del contacto físico me esta gustando, podría acostumbrarme.
-Tranquila, sé que al principio da miedo pero no te va a pasar nada. Es solo oscuridad- me dijo
La planta baja era un gran living-comedor, había un sillón mirando a la pared y una mesa con seis sillas. A la izquierda estaba la cocina y a la derecha había unas escaleras que conducían al piso de arriba. Al fondo había un gran ventanal corredizo, y se podía ver un gran jardín trasero. El miedo dio paso a la curiosidad. Me di vuelta para ver a Matthew, el me dedicó una cálida sonrisa y me hizo un gesto con la cabeza para que avanzara. Caminé lentamente hacia el ventanal. Lo abrí y me quedé con la boca abierta:
-Wow...
