Capítulo 18: Despedida parte 1

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Mi cerebro trabajaba a toda máquina, fue aceptado en una universidad lo cual es genial pero esta en Nueva York, eso quiere decir que...ay no...
Andrew me miraba con gesto preocupado, seguramente trataba de descifrar que pasaba por mi cabeza aunque ni yo lo sabía. Furia. Tristeza. Todo mezclado en un remolino de sentimientos, decidí decir algo.
- Eso es maravilloso Andrew - fingí una sonrisa y lo abraze - Estoy muy orgullosa de ti.
- ¿De verdad? - parecía aliviado pero a la vez confundido, me conoce demasiado bien.
- Claro, es una gran universidad. ¿Cuando te enteraste? - en realidad no quería saberlo, no quería que se emocionara y que empezara a contarme lo feliz que lo hacia una oportunidad asi. Y no lo hizo.
- Hace un tiempo, ¿segura que estas bien?
- ¿Porque no van a conversar arriba Andie? Ahí tendrán más privacidad - intervino su madre
- ¿No quieres que te ayude con los platos? - me ofrecí
- Descuida querida, Ali puede ayudarme - ambas se pusieron a levantar los platos mientras Greg se excusaba porque tenía que terminar de mandar un mail. Andrew me tomó de la mano y me condujo escaleras arriba hasta su cuarto, entramos y el cerro la puerta. Siempre me gusto su cuarto porque estaba lleno de posters de sus películas favoritas y había una gran biblioteca donde guardaba todas las películas que tenía en orden cronológico, eso era lo único ordenado en su habitación. Era un verdadero amante del cine, arte que aprendió de su abuelo materno, y no sólo le gustaba verlo sino también hacerlo.
- No estas bien Cora, te conozco - dijo el, sacandome una sonrisa triste
- De verdad estoy feliz por ti y me enorgulleces, no es fácil entrar en una escuela así pero...
- Eso significa irme - terminó él
- Si... - me senté en su cama y el al lado mío pero a una distancia prudente - ¿porque no me lo dijiste antes?
- Sabía que te pondrías así y la pasamos tan bien juntos que no quería arruinar esos momentos.
- Debiste saber que lo entendería, se que este es tu sueño desde hace años.
No respondió.
- ¿Cuando... - no tuve la fuerza para terminar la pregunta.
- En un mes
Cerré los ojos en una mueca de dolor como si esas palabras fueran dagas. Nos quedamos en silencio. El se acercó a mi, me abrazó y yo le devolví el abrazo sin poder detener el sollozo que salió de mi. Levantó mi cara para verme a los ojos.
- Pareces un mapache - dijo mientras me limpiaba las dos lágrimas llenas de rimel que caían por mis mejillas, rei un poco. Nos besamos, primero suave y luego apasionadamente. Me recoste en su cama y empeze a jugar con su pelo siempre desordenado que me volvía loca, sin pensarlo baje mis manos a su cuello y luego por su pecho, desabotonado su camisa. Sonrió entre besos y se la quitó por encima de la cabeza para acelerar el proceso. No podía creer lo que estaba haciendo, sólo había leído sobre estas cosas pero esto era la vida real...y se sentía fantástico. Pase mis manos por su torso desnudo y su espalda, causando que se estremeciera un poco.
- Cosquillas - murmuró
Sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo lentamente, como pidiendo permiso a entrar en espacio inexplorado, bajando hacia mis muslos y volviendo a subir deteniéndose por debajo de mi musculosa. Me la quité y ambos nos detuvimos para observar al otro, desde abajo hasta vernos a los ojos. Sus ojos eran de un marrón común pero trasmitían tantas cosas que cada vez que los veía sentía que como esos no habían otros, como Andrew no había nadie.
- Te amo Cornelia - dijo en un susurro
- Te amo Andrew - lo atraje hacia mi y lo besé como si sus labios fueran aire y yo no pudiera respirar. Bajo sus labios por mi cuello pero un recuerdo del pasado me hizo estremecer.
- Cosquillas - mentí y volví a besarlo para que no pudiera decir nada. Luego de un rato Andrew yacía acostado junto a mi y nos mirábamos las caras en silencio, temía decir algo y que el hechizo se rompiera, quería que ese momento durara para siempre. Pudo haber pasado un minuto o una hora, nunca lo sabré, pero Pam tocó la puerta anunciando que habían llegado por mi. Me puse mi musculosa y me pase los dedos por el pelo tratando de peinarlo, rezando para que ni ella ni mi madre notaran una diferencia. Me despedí de Andrew con un beso suave y salí de su cuarto. Al bajar las escaleras me encontré con una Alice en pijama y luchando por no dormise en el sofá, vino hacia mi y me hizo una seña para que me agachara hasta quedar de la misma estatura, entonces me abrazó y de repente recordé porque la hacía. La abracé un poco más fuerte agradeciendo el gesto, luego se separó de mi y se despidió con una sonrisa. Su madre me esperaba en la puerta con una mirada enternecida y también me abrazó.
- Espero volver a verte pronto Cora, cuidate
- Tu también Pam, gracias por la cena - le sonrei y salí de la casa. Mi madre me esperaba en el auto con una sonrisa, a diferencia de mi papá, ella adora a Andrew.
- ¿Y bien? ¿Como te fue? - preguntó mientras arrancaba el auto
- Genial, sus padres son muy agradables y creo que yo también les agradé. Tiene una hermana pequeña llamada Alice de 9 años y es muy dulce - dije distraídamente mientras miraba por la ventana
- ¿Entonces porque tan decaída?
- Sólo estoy cansada ma, estoy bien - fingí mi mejor sonrisa y aunque se que no se lo creyó, me dejó en paz. Llegue a mi casa y me recoste en mi cama dejando que lágrimas silenciosas cayeran por mis mejillas pero sin emitir sonido alguno, tragandome la pena para después.
Al día siguiente la única razón por la cual me levante de mi cama era porque ya no aguantaba el hambre, no tenía ganas de hacer nada pero me obligue a desayunar y a mantenerme ocupada para no pensar en eso. Deje el celular apagado todo el día, no quería hablar con nadie y mucho menos con Andrew. Llegó el lunes y Ángela me bombardeo a preguntas a las que sólo respondi con monosilabos.
- ¿Puedes decirme que te pasa? Ayer no contestaste los mensajes y hoy parece que estas en otro mundo
- Nada
- Por favor Cora, hablame
- Estoy bien - dije sin convicción
- Eres igual que Jackson cuando esta molesto por algo se cierra y no me deja ayudarlo, no quiere hablar y tampoco me escucha cuando intento comunicarme. Es como si...
- Por lo menos tu novio no se va a estudiar a Nueva York en un mes - la corté, no la soportaba cuando hablaba de su novio y parece que logre el efecto esperado porque se callo al instante. Yo trate de concentrarme en el problema de matemática pero su mirada insistente me ponía nerviosa, respire hondo para mantener la calma, me prometí no llorar en la escuela, y la enfrenté. Sólo me miraba preocupada.
- Ay amiga...lo siento tanto - me tomó de la mano y yo se la apreté, asentí en silencio - ¿como estas? - negué con la cabeza, si hablaba iba a perder la compostura. Seguí todo el día en silencio, sin hablar más de lo necesario. Al final del día me disponía a ir a mi casa y escuchar música triste y tal vez llorar un poco, necesitaba descargarme, pero recordé que había acordado volver a la casa con Matt ahora que el frío estaba empezando a irse. De verdad no quería ir, sin embargo podría hacerme bien tocar la guitarra después de tanto tiempo y como a Matt no le interesaba saber más de lo necesario sobre mi relación no había peligro de que saliera el tema. Fui a mi casa para cambiarme de ropa y recoger mis cosas, deje una nota avisando que iba al parque porque todavía no quería prender mi celular y camine hacia el parque, yendo directamente a la casa.
- Que tal Cora, pensé que no vendrias - exclamó Matt desde la puerta
- Pues aquí estoy - forcé una sonrisa - ¿Estabas tan ansioso por verme que no podías esperar?
- De hecho quería que veamos juntos que tan desastroso esta este lugar luego de meses de abandono, lista? - asentí y el giró el picaporte de la puerta pero no se abrió. Lo tomó con las dos manos y la zarandeó pero no paso nada.
- Bueno eso es un problema
- ¿La cerraste con llave o algo así?
- No, sólo esta congelada. Dame un minuto - rodeo la casa y vi como saltaba encima de la cerca de madera para perderse por el patio de atrás. Hubo un momento de silencio en el bosque, ni pájaros ni viento, sólo escuchaba los latidos de mi corazón y pensé que si no estuviera triste habría disfrutado de este silencio tan pacífico que me rodeaba. Se escuchó como alguien abría una ventana bruscamente y luego mi amigo exclamó.
- Oh por Dios, ¡es enorme!
- ¿Que es? - pregunte preocupada
Se abrió la puerta para dejar ver a Matt con un almohadón en la mano
- No importa - dijo entre risas
- Me asustaste - dije pegándole un leve puñetazo en el brazo
- Juro que pensé que era un animal muerto, ¿te preocupaste mucho por mi? - dijo llevándose las manos al pecho como si eso lo conmoviera. Lo ignoré y entre a la casa. Cada paso que daba levantaba una nube de polvo y los muebles a pesar de estar cubiertos por sábanas se veían muy descuidados. Me dirigí al jardín y la imagen tampoco era muy alentadora: los arboles estaban pelados y el piso estaba lleno de sus hojas caídas, donde antes habían flores sólo habían hongos y musgo. Yo amo el invierno y usualmente este tipo de escenarios me gustaban pero ahora no hacían más que deprimirme, tuvimos que poner una de las sabanas llenas de polvo en el suelo para poder sentarnos porque debajo del manto de hojas secas había barro húmedo y pasto seco. A Matt no parecía incomodarle en lo absolutos, si bien no estaba radiante de felicidad se lo veía bastante cómodo. Me sonrió y se puso a tocar. Yo saque mi libro de mi mochila y lo abrí por donde estaba dispuesta a viajar a otro lugar y olvidarme de los problemas pero no podía, mi cabeza se iba a otro lado. Con Andrew. Me encontré recordando esa vez en que me beso bajo la lluvia sólo porque le había dicho que era romántico (y lo fue) o cuando me enseñó como hacer un cortometraje.
- ¿Vas a decirme que te pasa o voy a tener que adivinar? - dijo Matt devolviéndome a la realidad. El era la última persona que quería que me viera llorar pero ya no pude contenerme, no tenía que probarle nada a nadie, asique lo deje salir y una vez que empece sentí que no podía parar. Me sobresalte cuando una mano se apoyo en mi hombro. Matt me miraba con seriedad pero luego me dedicó una sonrisa, comprendiendo todo sin necesidad de palabras. Me atrajo hacia el y seguí llorando a su lado mientras me acariciaba el hombro. A fin de cuentas me hizo bien poder descargarme y tener a un amigo para poner el hombro me ayudó mucho mas, cuando me calme me tocó la melodía de Woman no cry de Bob Marley haciendo que me riera de lo mal que la cantaba por no saber la letra. Se acercaba el toque de queda asique guarde mis cosas pero esta vez Matt me acompañó. Caminábamos en silencio por el bosque y simplemente lo dije.
- Andrew se va a Nueva York en un mes, fue aceptado en la universidad de cine a la que tanto quería ir.
Matt sólo asintió. Al llegar a donde terminaba el parque me puse de puntillas y lo abraze.
- Gracias Matt, lo necesitaba
- Cuando quieras Cora, puedes contar conmigo - me devolvió el abrazo y luego de un rato nos soltamos. Volví a mi casa justo a tiempo y decidí que estaba lista para enfrentar los mensajes. Prendí el celular y tenía 15 mensajes, 6 de Ángela, 4 de Maddie y 5 de Andrew.
Andie <3: Hey Cora, podemos hablar?
Andie <3: Se que quieres tu espacio y lo entiendo, sólo... Hazme saber cuando estés lista si?
Andie <3: Sólo han pasado dos días y ya te extraño, que haré sin ti por tanto tiempo? He tratado de distraerme con películas pero todas tienen algo que me recuerda a ti, voy a tener que esconderlas o me volveré loco.
Andie <3: Porfavor hablame, estoy muy preocupado.
Andie <3 : Te amo...
Lo llamé y al primer timbre atendio la voz ansiosa de Andrew.
- Hola Cora
- Hola Andrew

Hasta Que La Canción TermineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora