Andrew. Mientras más pensaba en él mas me convencía de que iba a ser otra de esas veces en las que veo a un chico guapísimo por ahí y nunca mas lo volvía a ver. Lo único diferente era que me pregunto por mi nombre y me dijo el suyo, es decir, noto mi existencia. Me avergonzaba de como le había hecho una broma y luego me había reído como una maniática. Maldito karma. Y aunque este pensamiento me deprimía lentamente me fui olvidando del tema, dejando que los días pasaran normalmente y escondiendo Ciudades de Papel por un tiempo. Mi profesor de historia una vez nos hablo de una antigua leyenda oriental sobre el hilo rojo del destino, un hilo atado a nuestros meñiques que nos unía con una persona y que estaríamos destinados a encontrarnos con esa persona en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Como buena supersticiosa creí en ello y comprobé su existencia un par de veces con este tal Andrew. Pero primero
- ¿Recuerdas a Ty? - me pregunto Matthew una tarde en su casa
- ¿Ty quien?
- Ty Pearson, mi mejor amigo
- Ah si, el que le teme a la casa. ¿Que pasa con el?
- Ya que estamos de vacaciones vendrá a dormir aquí casi toda la semana
- ¿Eso quiere decir que me voy a librar de ti? - él se rio y dijo:
- No, solo te avisaba para que no te asustes si ves a un flacucho caminando por ahí en boxers
- ¿B-Boxers? - tartamudee yo, atónita
- ¡Deberías ver tu cara! - exclamo entre risas - Era broma por amor al cielo
Yo tome un almohadón de su cama y se lo tire en la cara también riendo. Ty Pearson no se hizo esperar y la siguiente clase Matt me presentaba a un chico de ojos oscuros, alto y delgado. Daba la impresión de ser tímido y callado pero era todo lo contrario.
- ¡Hola! Cora ¿verdad? ¡Matt no me ha contado absolutamente nada de ti! Excepto por el hecho de que fuiste lo suficientemente valiente para entrar en esa vieja casona embrujada - exclamo mientras me estrechaba la mano, o mejor dicho la zarandeaba de arriba abajo.
- ¡Que no esta embrujada! - grito Matt
- Como sea, yo escuche ruidos y no me vengas con que era el viento
Mi amigo puso los ojos en blanco y fue a la cocina a buscar bebidas para los tres. Esa tarde fue de las más divertidas que he tenido en años: Ty se puso en boxers solo para molestarme, jugamos videojuegos, hicimos llamadas telefónicas en broma y tocamos algunas canciones. Él es bastante bueno en la batería según Matt pero a falta de un tamborileo sobre unas cacerolas con unos lápices mientras que yo intentaba seguirle el ritmo con una versión casera de Centuries de Fall Out Boy. Pensé que me iba a desmayar de la vergüenza pero estaba tan cómoda con ellos que no estuve nerviosa y toque bastante bien.
- Ella tiene potencial Matt, ¿porque no la llevas a la Madriguera? - dijo Ty cuando terminamos.
- Eso es para cuando se gradúe
- Pero falta mucho para eso, deja que haga una pasantía - todos nos reímos - ya en serio hermano, deberías llevarla, va a ser divertido.
-Oigan no hablen de mi como si no estuviera aquí - dije yo algo molesta - tu no tomes decisiones por mi - señale a Matt con un dedo acusador - y a ti te escucho, ¿a que es a lo que seguramente voy a acceder para después arrepentirme? - dije señalando a Ty. El sonrió con suficiencia.
- La Madriguera es un bar que esta a 10 cuadras de aquí y el dueño es mi tío. Nació de mucha paciencia y un fanatismo compartido con mi tía por Harry Potter. Siempre le deja tocar en su bar a cualquiera que se presente, sea bueno o malo y tu, amiga mía, eres buena.
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