Colmillo de acero

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-Madre aquí está el cuerpo del monstruo que crea ilusiones- tiró el cuerpo frente a Lina- aún no entiendo porqué no pudiste ir tú- se quejó

-Zifrina tu eres la que heredó los poderes para leer la mente de tu difunto padre, no ibas a caer fácilmente en su poder- dijo mientras llevaba unas uvas rojas como sangre a su boca

-En eso tienes razón- suspiró- y para que quieres ese poder si con los remolinos de fuego puedes derrotar a cualquiera

-Pues la respuesta es muy sencilla… es por esa chica llamada Mizuki- apretó sus puños- no puedo creer que simplemente nos derrotara a las dos

-Ella tiene ventajas, tiene poderes espirituales- cruzó sus brazos

-Quizás los tenga pero ahora con este poder no solo derrotaremos a esa chiquilla, sino que al fin después de casi ciento cincuenta años tendré en mis manos las garras de fuego- sonriendo maléficamente

-Te felicito madre, pero quiero quedarme con la sangre de la chica y así obtener sus poderes espirituales- ilusionando como se vería ella teniendo esos poderes

-No puedes Zifrina- interrumpiendo la ilusión de su hija- sus poderes espirituales pueden purificarte, será mejor que a ella sólo la hagamos sufrir

-Está bien madre- no le gustó la idea de no obtener nada

Lina tomó una navaja de plata y cortó su brazo de forma vertical dejando ver la carne de la yokai, esperó a que la sangre de ella saliera con mayor intensidad para tomar la sangre del cuerpo sin vida del monstruo crea ilusiones e inyectarlo en sus venas. Cuando terminó el proceso, fue a su recamara para descansar y así los poderes se adhieran mejor a su cuerpo

En otro lado se hallaba una chica que recién estaba despertando, se sentía cambiada, diferente… extraña. Salió de la habitación y vio a Sango cocinando, pero no estaba sola se encontraba su esposo Miroku y sus hijos quienes comían su desayuno. Cuando Mamoru vio a la chica inmediatamente saco un par de pergaminos sagrados frente a Mizuki, Miroku por el contrario no hizo nada inmediatamente sintió en la chica la misma esencia de su amigo InuYasha

-Sal de esta casa yokai antes de que te exorcice ahora mismo- le advirtió y Mizuki se encontraba confundida

-Tranquilo hijo ella sólo es Mizuki-chan, la hija de Kagome e I… digo tú ya la conoces hijo- dijo Sango nerviosa casi se le sale la verdad

-Cierto - dándose cuenta- perdóname no te reconocí con ese cabello y tus ojos, lo siento

-¿En serio?- tocando su cabello- ¡rayos! Mi collar- volvió a la habitación- está roto, que mala suerte

-¿Qué sucede Mizuki-chan?- dijo Shippo quien recién había llegado y entró a la habitación preocupado por su hermana

-Se rompió mi collar- volteó a verlo y él se da cuenta de los cambios de su hermana, pero tratando de no tomarles importancia

-Pues dile a Sango que te lo repare, ella ha hecho las armas de Aiko y Sekai, así que estoy seguro que lo hará sin ningún problema- sonriendo

-Está bien, muchas gracias Shippo-kun- lo abrazó

Fue directo donde Sango y le dijo lo del collar, ella feliz de ayudar a Mizuki dijo que repararía completamente el collar de la chica, pero se tardaría un poco en hacer el trabajo, porque la piedra lunar era algo delicada y temía que en un movimiento en falso la piedra se rompiera. La chica fue llamada por Aiko y Sekai para que conversaran un rato y así poder conocerla, no hablaron de muchas cosas interesantes, todo era bien cotidiano hasta que llegó el momento de las conversaciones amorosas…

Mizuki, la hija de InuYashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora