El pasado

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El diario de Alison transportó a Lily nuevamente a ese hermoso día en que la joven bruja había conocido a Rhydian. 

Era un día hermoso en realidad, claro, si se ignoraba el hecho de que una turba iracunda perseguía a una joven rubia por el bosque.

La joven corrió lo más rápido que pudo hasta toparse con ese joven de aspecto familiar y pedirle ayuda, provocando que este la abrazara.

—¿A donde fue? —pregunto un hombre adulto al no poder ubicar a la joven.

—Debió salir del bosque —comentó otro antes de guiar a la turba iracunda fuera del bosque, dejando a los dos jóvenes solos, mirándose confundidos entre si.

La joven Alison, al ya no sentirse en peligro, empujo al joven y se apartó apenada —Lo lamento, es que... me sorprende que sea real —mencionó la joven poniendo un mechón de su dorado cabello detrás de su oreja —Se lo agradezco.

—¿Usted puede verme? —preguntó el joven Rhydian, aunque parecía que quería hacer una afirmación en vez de una pregunta.

—Por supuesto —contestó ella —¿Es habitual que la gente no lo perciba? —preguntó tratando de no parecer nerviosa —¿Y que suela hacer esa... brujería?

—¿Brujería? No, me confunde, yo no soy brujo, señorita —aclaro Rhydian —Ni brujo, ni mago, soy solo un joven con muy mala suerte.

—No entiendo lo que dice —mencionó la joven Alison —¿Cual es su nombre?

—Rhydian —contesto.

—Que peculiar —dijo ella sonriendo —¿Rhydian que?

—Solo Rhydian —dijo antes de sacar una risa —Perdone, hace mucho que no hablo con una persona y temo estar haciéndolo mal, aunque debo admitir que disfruto mucho observar a las personas conversar e imitarlas —confeso —No debe decir eso ¿No es verdad? De nuevo, perdone, estoy realmente emocionado por esto ¿Cual-cual es tu nombre?

—Alison Barry —contestó ella.

—¿Por qué te buscaban? —quiso saber.

—Creen que soy una criatura de la noche, una cierva de satán —dijo ella algo asqueada.

—Ahora soy yo quien no entiende, señorita Alison —dijo Rhydin aun sonriendo.

—Creen que soy bruja —susurro ella.

—¿Y no lo es? —le preguntó Rhydian igual susurrando.

—Por supuesto que no —respondió algo ofendida nuevamente.

—¿Esta segura? Pero no tendría nada de malo, de donde yo vengo las brujas son comunes y respetadas.

—¿De donde viene usted?

—De un lugar mágico —dijo sonriendo y haciendo manos de jazz.

—Ya debo irme —mencionó ella al escuchar de nuevo a los hombres acercarse —Fue un placer conocerlo, joven Rhydian —hizo una ligera reverencia antes de alejarse lentamente sin darle la espalda.

—Espera ¿Volveré a verla?

—Debo partir esta noche —le dijo en voz alta, pues ya se estaba alejando —O ellos me quemaran.

—¡No! Espere. Puedo ayudarla —mencionó acercándoselo.

—¿Como podría hacerlo? —preguntó ella algo interesada.

—Permanece escondida en el bosque hasta que salga la luna, nos volveremos a ver aquí ¿Entiendes? —preguntó a lo que ella asirio antes de irse corriendo.

Rhydian y el ladrón de almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora