Momentos incomodos

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—Ok, estoy harta, necesito saberlo —dijo Lily finalmente rompiendo el silencio que había entre ella y Rhydian en esa aburrida sala de espera —¿Por qué no volviste? —se atrevió a preguntar —¿Por qué me escribiste esa carta si no pensabas volver?

—¿Crees que no pensaba volver? —contestó riendo un poco, aunque era una risa ligeramente hipócrita —Vamos, me conoces —comentó —Logré despistar al Devorador y regresar a este lugar, pero, Tomás me necesitaba más que tú —contestó con algo de pesar.

—¿Mataste a sus padres? —preguntó de manera algo seria.

—¿Qué? No, claro que no —respondió algo avergonzado.

—Ya decía yo, no eres tan valiente —se burló Lily, haciendo que Rhydian se ofendiera.

—¿Que demonios dices?

—Si, creí que te habías vuelto más interesante, pero es lo mismo de siempre ¿No? —comentó Lily fingiendo desinterés, mostrando una extraña sonrisa divertida.

Rhydian, algo sacado de onda se quedó boquiabierto un momento —Ah —exclamó antes de sonreír —Estas jugando conmigo ¿Cierto? —dijo algo animado antes de ponerse algo serio —Si... no es divertido.

—Lo siento —dijo sin dejar de sonreír de manera divertida —¿Oliver? — lo nombró al verlo pasar a toda prisa en dirección a la salida del hospital —¡Hey! —lo llamó Lily poniéndose de pie y alcanzándolo rápidamente.

—¿Lily? —preguntó al verla —¿Qué Sigues haciendo aquí?

—Estaba esperando escuchar noticias de tu papá —contestó ella antes de colocarse frente a él, tratando de evitar que se fuera —¿A donde vas tú?

—Ah... iba a buscar una tienda para comprar una cerveza, tal vez seis, no sé —respondió con honestidad tratando de parecer tranquilo.

—¿Qué pasó? —apareció Rhydian de repente poniendo un poco más nervioso a Oliver.

—Dejen de hacer eso —Insistió Oliver con algo de molestia.

—Oliver ¿Qué pasó? —volvió a preguntar Rhydian.

Oliver, sacó un cansado suspiro y miró a ambos —Bien... pero primero la cerveza.

Después de encontrar un buen establecimiento donde poder tener una agradable cena y saciar la extraña sed de Oliver, este se dispuso a contar lo que había pasado.
—¿Qué Kris que? —preguntó Rhydian tratando de seguir la historia.

—Quiere que investigue esto porque cree que... alguien o algo controlaba a la criatura que le arrebató el alma a mi papá—respondió Oliver dándole otro trago a su ámbar para poder decirlo.

—¿Y tú qué quieres hacer? —le preguntó Rhydian —Porque si de verdad quieres investigar, yo podría ayudarte con eso.

—Quiero que mi padre despierte —dijo Oliver —Y creo que me muero por saber lo que sucede —confesó.

—Entonces ¿Cuál es el plan? —quiso saber Lily.

—Tú, chica extraña, comenzarás devolviéndome mi diario —le contestó Oliver extendiéndole la mano —¿Qué esperas? Dámelo, por favor.

Lily, dejando salir un leve suspiro, sacó el pequeño cuaderno de pasta roja del bolsillo de su chaqueta y se lo entregó a Oliver, quien de inmediato le sonrió.
—Gracias, y ahora, te llevaré a tu casa porque ya es tarde —dijo Oliver poniéndose de pie y dejando un gran puñado de billetes sobre la mesa.

—Bien, como quieras —dijo Lily.

—Yo puedo llevarla a casa, no es difícil —se ofreció Rhydian —de hecho puedo —Rhydian chasqueo los dedos provocando que los 3 aparecieran a la puerta de la casa de Lily.

—Olvide lo que se sentía —comentó Lily mientras sostenía su cabeza.

—Lo siento —le dijo Rhydian.

—Bueno, fue un placer —le dijo Oliver dándole la mano.

—¿Por qué suena como despedida? —preguntó Lily sonriendo un poco.

—Ah, pues porque... ¿Lo es? —dijo Oliver tratando de no sonar grosero —No me mal entiendas, me ayudaste mucho dándome tu libro, aunque hubiera sido más fácil si el "señor fantasma" aparecia frente a mi desde el principio y me ahorraba una noche de lectura —mencionó mirando a Rhydian, quien de inmediato volteó la mirada mientras fingía mirar las estrellas —Pero creo que no es necesario que te metas en esto. Este no es asunto tuyo ¿Entiendes?

—No, no mucho, la verdad. ¿Dices que tu puedes aparecer de repente, hacerme preguntas sobre Rhydian, técnicamente meterte en mi vida, pero yo no puedo hacer lo mismo? ¿Es por qué soy mujer? —soltó la pregunta esperando poner nervioso a Oliver.

—¿Que? ¡No! ¿Que tiene que ver...

—¿Es por qué tengo 17?

—Ni siquiera pensé en tu edad, bueno... tal vez un poco, porque me parece irresponsable de mi parte dejar que una niña...

—¿Niña? Ahora me subestimas.

—Nunca dije eso —mencionó Oliver alzando un poco la voz.

—Oye, creo que Oliver tiene razón y no deberías meterte en esto —dijo Rhydian

—Oh, tú no empieces —le reclamó Lily —Escúchenme bien, los dos. Quieran o no, soy parte de esto ¿Por qué? Porque Oliver decidió meterse de repente en mi vida, recordándome que no he visto a mi supuesto mejor amigo en casi un año, haciéndome sentir mal, y creo que tengo derecho de hacerle lo mismo.

—¿Qué? —exclamó Oliver muy confundido —No, eso... no tiene sentido. Solo te molesté un día, un miserable día —recalcó —Ni siquiera te conozco bien.

—Leíste mi libro, técnicamente te metiste en mi cabeza —dijo Lily cruzando los brazos.

—Creí que habías leído su diario para compensar eso —comentó Rhydian igual de confundido que Oliver.

—Pues no me basta.

—Ok, ya, suficiente ¿Quieres participar? Está bien, como quieras —se rindió Oliver al no poder entender bien la conversación que estaban teniendo.

—Ok, entonces los veré mañana, adiós —dijo antes de entrar a su casa y cerrar la puerta, dejando a los dos jóvenes solos en el pórtico.

—Solo trataba de molestarme ¿No? —dedujo Oliver.

—Si, cediste muy rápido —le hizo saber Rhydian riéndose un poco de él —Creo que le agradas —Rhydian chasqueo los dedos para aparecer a Oliver en la entrada de su casa esta vez —¿Quieres estar aquí o prefieres que te lleve de vuelta al hospital?

—No, supongo que aquí está bien —dijo Oliver sosteniendo su cabeza un momento.

—Bien, entonces... te dejaré descansar, si tienes problemas solo... grita mi nombre — mencionó riendo nerviosamente.

—Ok —contestó Oliver ya algo incómodo.

—Si. Ah, oye, yo... de verdad lamento lo de tu padre, me siento... responsable por ello.

—No te preocupes, solo... ayúdame a traerlo de vuelta ¿Si?

—Ok —dijo Rhydian bajando la cabeza un poco dispuesto a desaparecer, no sin antes darle un fuerte abrazo a Oliver.

—Ah —dijo antes de reír nerviosamente por el repentino y para él incómodo abrazo —Ok... que efusivo —comentó Oliver, pues de nuevo, no quería parecer grosero, aunque creía que el abrazo estaba durando mucho.

—Lo siento, me pase, ya-ya me voy a ir ¿Ok? Te veré mañana —dijo antes de desaparecer.

—Esto es tan raro —dijo para sí mismo antes de entrar a la casa y sorprenderse al ver todas las luces prendidas y ver un extraño humo salir del baño de debajo de las escaleras —¿Quién está ahí? —preguntó antes de agarrar un paraguas que se encontraba junto a la puerta.

—¿Oli? —le respondió una voz femenina dentro del baño, seguida de un fuerte golpe.

—¿Veronica?

Rhydian y el ladrón de almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora