Jaque Mate

Jaque Mate: Parte 1

El pájaro domesticado estaba en una jaula, el pájaro libre estaba en el bosque.

Se encontraron cuando llegó su hora, era un decreto del hado.

el pájaro libre grita: "amor volemos al bosque"

El pájaro enjaulado susurra: "Ven aquí, vivamos los dos en una jaula"

Dice el pájaro libre: "entre hierros ¿dónde habría sitio para extender las alas?"

"¡Ay!- grita el pájaro enjaulado- no sabría dónde posarme en el cielo"

[El Jardinero- R. Tadore.]

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Marinette tomó la larga tela verde tornasolada que hacía las veces de telón, y la extendió cuán larga era en el escenario. Marinette llevaba casi dos meses trabajando como voluntaria en la puesta en escena de una adaptación para teatro del "Jardinero", el poema de Rabidranath Tagore. Ella estaba muy orgullosa de su trabajo, pues esta era sin duda, la parte más hermosa de toda aquella puesta en escena.

Se trataba de un telón verde tornasolado, con flores dibujadas en variados colores platinados. Marinette lo admiró. Parecía uno de esos antiguos estampados traídos de la India, de colores dorados iridiscentes y las diferentes formas de flores asiáticas entrelazadas en un complejo diseño que casi parecía saltar de la tela para confundirse con la realidad.

– Te quedó verdaderamente preciosa – dijo Adrien quien se acercó a ella sin que Marinette se percatara.

– Gracias– respondió Marinette.

Adrien y Marinette siguieron inspeccionando en silencio aquel tapiz, en tanto Marinette recordaba cómo había iniciado todo aquel asunto. Dos meses antes, ella había visto un cartel en los pasillos del colegio. Se trataba de un anuncio de la embajada de la India, en donde informaban que estaban buscando voluntarios para trabajar en la puesta en escena de aquella obra. Las personas que quisieran participar, ganarían una nota máxima en literatura.

Marinette había leído El Jardinero hacía unos años, y había quedado encantada con él, por lo que no dudó en participar. Ella trabajaría durante una tarde a la semana en la realización de los disfraces y los telones, aunque podría presentarse durante los fines de semana. Sin embargo, no fue sino hasta la reunión de la apertura de la producción el la que se encontró con Adrien quien también se había presentado como voluntario.

– ¿Cómo lograste que tu papá te dejara asistir? – preguntó Marinette en aquel entonces. Adrien le dijo a su papá que todo aquello era parte de un trabajo para el colegio y qué le ayudaría a mejorar sus notas.

– Tienes mucho talento Marinette – dijo Adrien alegremente.

– ¿Cómo van las luces? – preguntó Marinette, haciendo referencia al trabajo de Adrien, ya que él había colaborado en el departamento de iluminación.

– Bien, aunque para ser honesto, no hay tanto trabajo por allá – confesó.

– Entonces, podrías ser de gran utilidad acá – dijo Marinette.

– Perfecto – dijo Adrien.

Marinette sacó una aguja y le enseñó la puntada básica del bordado del telón para que Adrien pudiera darle una mano con las flores. Ambos se sentaron en el piso, mientras continuaban bordando en silencio. Marinette de vez en cuando corregía el trabajo de Adrien. Mientras tanto, él comenzó a narrarle las minucias de su última sesión de fotos. Ella se rió al escuchaba las historias de Adrien, ya que parecía un niño que había pasado mucho tiempo sin poder decir palabra alguna.