Jaque Mate: Parte 8

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Adrien finalmente tuvo que decirle a Félix lo que su papá hubiera querido hacer en persona. Ellos querían ofrecerle la posibilidad de quedarse en su casa durante el tiempo que permaneciera en París. Sin embargo Félix se rehusó de plano. Él le dijo a Adrien que aquello se sentiría poco menos que vivir en una cárcel, y Adrien no pudo culparlo, ya que Félix estaba acostumbrado a tener demasiada libertad, incluso para un adolescente normal. Por otra parte, hubo un tema que ninguno de los dos volvió a tocar: se trataba de la argolla de su papá. Adrien tenía el terrible presentimiento de que Félix la había robado durante su visita.

Un par de días después, Adrien bajó del automóvil de su papá y entró al teatro, mientras que le dedicaba un par de pensamientos al asunto. Él aún recordaba la forma en la que Félix les había arrebatado de las manos el akuma, con el fin de negociar con Papillon. Adrien trató de recordar qué era lo que su primo quería en aquel entonces, y de repente, se dio cuenta de que él buscaba una joya. ¿Sería posible que se tratara de aquel anillo?

– Hola Adrien– dijo Marinette quien se acercó suavemente hacía él. Adrien se sobresaltó al escuchar su nombre, pero se alegró al ver de quién se trataba. Marinette tenía ese raro efecto tranquilizador en él.

–Hola Marinette – dijo Adrien – ¿has visto a Félix? – preguntó.

– Aún no ha llegado, lo que me preocupa, porque debe medirse la capa. Marie finalmente la terminó.

Adrien y Marinette caminaron hacia la máquina expendedora. Él la volvió a invitar a tomar un refresco de naranja, pero esta vez, ella aceptó. Marinette le dedicó una mirada cargada de alegría. Al parecer, todo el drama de su último encuentro había quedado en el pasado, pese a que los sentimientos de Adrien eran más confusos que nunca. La revelación que tuvo mientras presenciaba el ensayo de Félix y Marinette aún se encontraba fuerte y clara en su memoria. ¿Sería posible que realmente estuviera enamorado de Marinette?. Una nueva página se abría frente a ellos. Adrien sólo esperaba poder escribir claramente en ella sin arruinarla.

– Pero qué tenemos aquí– dijo Dauphine quien se acercó a ellos dos con voz cantarina y una hermosa sonrisa en su rostro. – si son los bebés de la producción – dijo ella mientras les lanzaba sus brazos sobre sus hombros, uniéndolos en un gran abrazo comunal.

– ¿Los bebés? – preguntó Marinette divertida.

– Son tan lindos – dijo la chica – ¿Cuándo será el matrimonio? – preguntó.

– Cierra la boca – respondió Marinette riendo.

– En navidad – dijo Adrien siguiéndole el juego – ¿Quieres asistir? – preguntó en broma. De repente, un grupo de actrices que se hallaban cerca comenzaron a reír y a intercambiar comentarios. ¿Sería posible que Marinette y Adrien pusieran a trabajar la imaginación de toda aquella gente?.

– Tienen que invitarnos a todos – gritó una de las chicas en el grupo. Adrien se sonrojó. Todos en la producción esperaban que Marinette y él eventualmente se convirtieran en novios, y Adrien no encontraba la idea para nada desagradable. De repente, sus pensamientos se fueron a la estratosfera. Sería maravilloso poder compartir sus días con ella, tal vez, así tuviera la oportunidad de probar aquellos labios rosa, eventualmente podría comprarle un hamster, según había escuchado, ella también amaba aquellos animalitos, y lo llamarían...

– Buenos días – dijo una mujer muy alta que se aproximó a Dauphine – ¿Dauphine Pernak?

– Sí, ¿en qué la puedo ayudar? – preguntó Dauphine con desconfianza.

– El director del teatro quisiera hablar con usted, en privado – murmuró la mujer para que todos aquellos que la rodeaban no pudieran escuchar.

Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora