Jaque Mate: Parte 5

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Marinette salió nuevamente con Félix durante el domingo. Los dos fueron a una exposición en el Petit Palais. Normalmente, ella no hubiera hecho una excursión de este tipo, pues pasaron casi dos horas parados en la fila, y tuvieron que abrirse paso a través de la multitud de turistas. Aún así, Marinette acompañó a Félix, ya que él parecía verdaderamente interesado en asistir. Finalmente, y tras luchar para llegar a la salida, los dos regresaron caminando a la casa de Marinette.

– Gracias por aceptar gastar tu domingo conmigo de esta espantosa manera– dijo Félix

– No fue tan malo– dijo Marinette restándole importancia al asunto.

– Si lo fue.

– Bueno, sí – aceptó Marinette. – pero si te sirve de consuelo, me divertí mucho.

– No, no es cierto.

– Pero que negativo eres– dijo Marinette riendo– lo cierto es que fue bastante irritante. ¿quieres tomar café? – preguntó Marinette.

– Por favor – dijo Félix – Aunque no me molestaría comer algo, me muero de hambre.

– Marinette – comenzó Félix en un tono mucho más solemne. Él se mordió el labio por algunos segundos, tras lo que se atrevió a hablar– ¿Te molestaría si me tomo una foto contigo y se la muestro a mamá? – preguntó– verás, lo cierto es que ella está preocupada, desde la muerte de papá, las cosas han sido algo... diferentes, quisiera hacerle saber que me estoy adaptando bien en París, que tengo amigos.

– No hay problema, Félix– dijo Marinette, quien le dedicó una sonrisa– adelante. Tomémonos una foto – Ella se acercó a él mientras que Félix le pasaba su brazo sobre los hombros. Marinette escuchó el click del celular.

– Genial – dijo Félix mientras que miraba el teléfono – Mamá ya respondió, mira lo que escribió.

Marinette tomó el celular y vio un "me alegra por ti, cariño" seguido por un emoji sonriente. Ella sintió que las reservas que sentía por Félix iban en caída libre. Después de todo, él sí parecía verdaderamente interesado en convertirse en mejor persona, lo cual llenó de alegría a Marinette.

– ¿Puedo ponerla en mis redes sociales? – preguntó Félix.

– Sí, no hay problema– dijo Marinette encogiéndose de hombros.

Aquella salida terminó sin ninguna otra eventualidad. Los dos comieron una hamburguesa, y regresaron a casa. Por su parte, Marinette pasó la última semana de clases antes de las vacaciones de verano de una forma muy relajada. Después de todo, los exámenes ya habían sido presentados, y las notas entregadas, así que no había ninguna razón para preocuparse.

Sin embargo, aún quedaba un serio problema, y este era Adrien. Él seguía molesto con ella, se negaba a mirarla a los ojos y evadía cualquier tipo de conversación. El momento más patético surgió a la hora del almuerzo del jueves. Marinette y Alya se encontraban admirando la publicidad de la obra de teatro en una revista estudiantil, cuando Nino y Adrien se les acercaron.

Marinette vió claramente como Nino prácticamente lo arrastraba hacia ellas, mientras lo tomaba por la camisa. Adrien se paró junto a ella, al tiempo que Marinette podía sentir el calor que expedían sus mejillas.

– La publicidad se ve muy bien, chicos – dijo Alya, quien claramente estaba tratando de involucrarlos en la conversación.

– Esa es mi amiga Dauphine – dijo Marinette señalando a la bella chica en la portada de la revista.

– ¿La conoces Adrien? – preguntó Alya.

– S-si– dijo Adrien. Marinette lo miró por un momento. Era la primera vez que lo escuchaba decir una palabra en lo que llevaba de semana.

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